Pobreza sin competencia

Fernando FernándezFernando M. Fernández.- Venezuela es el país menos competitivo de América.  Ello se debe a las políticas económicas colectivistas y a un régimen penal estalinista y, a la vez, nazi que empeora al vetusto Código Penal de Zanardelli y, además, se opone a las modernas tendencias garantistas en Derecho Penal, centradas en los derechos humanos. Del sistema de Zanardelli se dejó lo peor: los delitos de desacato y la preeminencia de los delitos contra el Estado en menosprecio de los derechos humanos. En fin, lo más regresivo del Derecho Penal está vigente y se aplica a discreción. Ello impide la competitividad e incrementa la pobreza.

¿Por qué el régimen penal venezolano es estalinista? Muy simple: se adoptó el Derecho Penal del Enemigo al tipificar el sistema penal de los delitos por analogía del antiguo Código Penal de la URSS, además de los delitos de acaparamiento y especulación que fueron las bases de la hambruna más terrible de la historia entre 1932 y 33 en Ucrania y territorios vecinos: el Holodomor o hambruna artificial. En ese sentido es estalinista y causa de pobreza extrema.

De paso, el régimen penal venezolano también se apoya en la filosofía del III Reich porque incorporó los delitos en blanco a ser llenados por normas sublegales o por órdenes de la autoridad, con responsabilidad objetiva. Eso es un pasaporte directo a la discrecionalidad, la arbitrariedad, el abuso y la corrupción. La desobediencia a cualquier autoridad es de uso común en la actividad tribunalicia.

En cuanto a los delitos de desacato (injuria, difamación, vilipendio y ultraje) en materia penal, se ha añadido el de ultraje al centinela, el delito de expresión con mayor sanción en la justicia militar. En otras palabras, con estos delitos de lesa majestad hay todavía una herencia de las monarquías del Siglo XIX en el campo penal que se mantiene en contradicción con la modernidad, donde lo importante es la libertad de expresión, la transparencia en el manejo de los asuntos del Estado y la gestión pulcra del patrimonio público. La corrupción causa pobreza. O sea, tenemos lo peor del Derecho Penal, lo cual ha sido superado en el  mundo democrático.

El Foro Económico Mundial (“FEM”) ha  evaluado a 138 países en términos de la prosperidad y competitividad en este último período (2016-17) y ya lanzó sus conclusiones: Venezuela ocupa el lugar 130 de ellos, o sea, uno de  los de peor desempeño del mundo, destacando que está en el último lugar en toda América (Ver el mapa comparativo en: http://reports.weforum.org/global-competitiveness-index/heat-map/. También ver el caso Venezolano en concreto, en: http://reports.weforum.org/global-competitiveness-index/country-profiles/#economy=VEN). Ser competitivo y próspero es la fórmula contra la pobreza, sin duda.

¿Cuáles son los pilares de la competitividad y prosperidad en los que se basa el FEM? En total son 12 requisitos, a saber: 1) Instituciones; 2) Infraestructura; 3) Ambiente macroeconómico; 4) Salud y educación primaria; 5) Educación superior y entrenamiento de recursos humanos; 6) Eficiencia en el mercado de bienes; 7) Eficiencia en el mercado laboral; 8) Desarrollo del mercado financiero; 9) Avances tecnológicos; 10) Tamaño del mercado; 11) Negocios sofisticados; 12) Innovación.

Voy a dar mi versión acerca del tema de las instituciones y sus graves fallas en Venezuela, que es la primera de las bases que, por su fragilidad, afecta severamente la competitividad del país y genera pobreza. El primer rasgo institucional que identifica el FEM es el reconocimiento legal y efectivo de los derechos de propiedad. En tal sentido, es obvio que Venezuela viene aplicando una política de ataques sistemáticos a la propiedad privada: estatizaciones, expropiaciones y, muy importante, criminalizando a los productores, empresarios y propietarios atribuyéndoles el carácter de delincuentes peligrosos. La relación entre la propiedad y la generación de riquezas es patente, más que obvia. Al atacar este derecho se inhibe el inversionista y se incrementa la pobreza y el desempleo. Simple: a mayor pobreza, menor competitividad.

Otro requisito esencial de la competitividad es la eficiencia y transparencia de la administración pública. Se trata de tener un Estado con poderes públicos e instituciones independientes, profesionalizadas y basadas en el mérito de los recursos humanos, especialmente el Poder Judicial, base del Estado de Derecho. En este sentido, la independencia y autonomía de los jueces depende de su estabilidad laboral y de que no serán molestados por sus sentencias. En Venezuela si un Juez se aparta de la línea oficial puede ser encarcelado. Grave.

En fin, propongo crear un régimen penal con instituciones modernas. Para mitigar la pobreza y rescatar la competitividad que Venezuela  requiere hace falta fortalecer la institucionalidad y el Estado de Derecho. El esfuerzo que se haga en reformar la justicia y leyes penales para generar prosperidad nunca será suficiente. Manos a la obra.

 

@FM_Fernandez

 

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