Plan País y Sistema Tributario

Camilo LondonCamilo London.- El Plan País destaca dentro de sus objetivos a corto plazo “desmontar el sistema de controles, regulaciones, trabas burocráticas y normas punitivas” para alcanzar la “confianza y seguridad jurídica”. Para ello se plantea de forma específica la “revisión del ordenamiento jurídico”, y en esa área “dar prioridad a la agenda legislativa para definir las leyes que se necesitan”.

Pero el Plan no solo se limita a la revisión del marco regulatorio, sino además, se propone “rediseñar la Administración Pública” para ponerla al servicio de los ciudadanos y por ende, en línea con el objetivo general de progreso y bienestar que supone una función pública con elevados estándares de ética y calidad. Más que una mera reforma, es una propuesta para la reconstrucción institucional del país democrático.

La reconstrucción abarca la totalidad de las áreas que son inherentes al desarrollo de las actividades sociales, políticas y económicas en el país, y por ello, resulta lógico que la función tributaria no quede fuera de esta ingente empresa.

En Venezuela es necesario tener en cuenta los aspectos que caracterizaron el exitoso proceso de modernización del Sistema Tributario que se concretó a mediados de la década de los noventa, cuando se realizaron significativas reformas tanto en el cuerpo jurídico normativo, como en el ámbito de la operación de la Administración Tributaria en un modelo que ya se había ensayado exitosamente en otros países del continente. Aquella reforma tuvo una concepción integral con un alto valor técnico y gerencial, aunado a la voluntad política para cumplirla, aspectos que hoy también debemos considerar.

Aunque el deterioro del sistema tributario en el país ha sido un proceso gradual desde que el socialismo irrumpe en la escena nacional, tiene como primer hito el año 2001 cuando se realizó la reforma al Código Orgánico Tributario mediante la aplanadora legislativa oficialista mayoritaria que se negó a escuchar a la sociedad civil organizada y a las instituciones académicas vinculadas al desarrollo y estudio del Derecho Tributario en el país.

Las fisuras creadas en esa norma abrieron la “Caja de Pandora” que liberó espantos que luego impulsaron el rompimiento del indispensable equilibrio en la relación jurídico tributaria entre los ciudadanos y el Estado, que debía estar signada por el Derecho y no por el abuso de Poder, que se agravada más luego con la espeluznante reforma al COT en el año 2014.

Por añadidura hoy padecemos una encomiosa parafiscalidad, sanciones desproporcionadas, negación de la justicia, burocratismo, discrecionalidad y onerosas alcabalas tributarias que incrementan la carga fiscal que deben soportar los contribuyentes. A este aquelarre de inseguridad jurídica se incorporan los Estados y Municipios que han emprendido una desconcertante rebelión contra la Constitución y las leyes en el contexto tributario, pero sobre todo contra los derechos ciudadanos.

La reconstrucción del sistema tributario no será tarea sencilla dado el profundo deterioro y desarticulación que se ha acelerado en los últimos años. Tampoco será fácil desenmarañar el devastador burocratismo entronizado en la Administración Tributaria como en el resto de la Administración Pública venezolana.

En lo concreto el plan de recuperación deberá considerar la amplia revisión de la codificación que sirve de marco al sistema normativo tributario, para restituir los preceptos constitucionales que han sido vulnerados. Ya con mayor nivel de detalle urge por ejemplo, retomar el ajuste por inflación fiscal para determinar el ISLR, la revisión del sistema de reajuste de la Unidad Tributaria absolutamente desvirtuado, o el restablecimiento de la neutralidad del IVA, así como el desmontaje de la abultada parafiscalidad. En lo operativo es indispensable romper las absurdas trabas que limitan hoy hasta la simple renovación de un RIF, engorrosa y plagada de abusivos obstáculos.

Pero lo urgente no debe prevalecer sobre lo importante, y no convienen solo dislocados parches y remiendos aislados. El país requiere una armonización de todo su sistema tributario a nivel nacional, estadal y municipal, como bien lo ha advertido por ejemplo, el Dr. Leonardo Palacios Márquez en diferentes escenarios académicos y de opinión pública, posición que tiene coincidencia además, con destacados especialistas en esta materia, en el país y fuera de nuestras fronteras.

Necesario es insistir en que no tiene sentido inventar nuevamente la rueda, cuando hay ya un relevante trabajo adelantado en el país sobre este objetivo y la forma de alcanzarlo. Un botón de muestra en este sentido lo representan las pertinentes propuestas que ha venido formulando la Asociación Venezolana de Derecho Tributario en sus jornadas académicas anuales que son referencia nacional y de Latinoamérica, así como otros foros e instituciones universitarias, gremiales y profesionales sumadas a esta loable encomienda.

En lo que refiere a la Administración Tributaria, la reingeniería debe abarcar la adopción de un estricto código de ética para los funcionarios y el establecimiento de los controles que permitan el adecuado ejercicio del Poder delegado en la fundamental función pública de recaudación de los tributos. El apego a la legalidad y la vocación de servicio público es norte para este cometido. Así mismo, la eficiencia gerencial y en especial dar relevancia al talento humano, a su meritoria remuneración, la formación profesional y beneficios sociales acordes con la elevada responsabilidad que se les asigna.

La tarea no es para nada anodina, pero seguro estoy de que contamos con reservas suficientes de capital humano, experiencia y sobre todo el compromiso para la ejecución del plan maestro que permita acometer la reconstrucción del sistema tributario nacional que dote a Venezuela de los medios para el financiamiento del Estado a través de modernas fórmulas que atiendan a los principios de justicia tributaria, legalidad, protección de la economía nacional, reciprocidad y el desarrollo social, con un enfoque eficiente, transparente y sostenible, en democracia.

 

@SoyCamiloLondon

 

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