Apuntes de una Cuarentena: La Bolsa Descentralizada de Valores

Luis Gerardo GarcíaLuis Gerardo García.- El 28 de septiembre pasado, la Superintendencia Nacional de Valores sorprendió a gran parte del mercado bursátil al autorizar para operar a la Bolsa Descentralizada de Valores (BDVE). Según esta providencia emitida por el órgano regulador, la BDVE está autorizada, por los próximos 90 días, a negociar valores bursátiles en mercados primarios y secundarios; tras ese plazo, la Sunaval revisará el funcionamiento de la BDVE y decidirá si confirma o revoca la autorización de funcionamiento.

Para los que tenemos algo de tiempo en esto, el anuncio de esta nueva Bolsa de Valores evoca tiempos pretéritos donde funcionaban la Bolsa de Valores de Maracaibo y la Bolsa Electrónica de Valores de Venezuela, esta última tristemente recordada, no por su plataforma tecnológica de avanzada, sino por haber sido sitio de polémicas transacciones en los años 90. Pero este caso de la BDVE es distinto.

Para empezar, si bien se llama “Bolsa de Valores”, no debe ser vista como tal en el sentido tradicional de la palabra, con corredores, pizarra electrónica y esas cosas. Por el contrario, la BDVE es más un mercado electrónico (marketplace) donde se negocian títulos valores, y que está fundamentada en tecnología blockchain (entendemos que en Ethereum), por lo que en teoría se dispensa de un ente custodio y la liquidación de los valores se apalanca en la seguridad de un criptoactivo.

En nuestro último artículo hablábamos la necesidad de contar con una plataforma de negociación de activos financieros orientada a masificar el Mercado de Valores. En este sentido, la BDVE pudiera ser pionera en llenar ese vacío y brindar al inversionista minoritario venezolano una puerta de entrada al mundo de la inversión, apalancada en la penetración de tecnología de criptoactivos en el país. No en vano Venezuela es un país líder en la adopción de estas tecnologías, y el Gobierno Nacional ha jugado un papel de suma importancia en ello.

Con todo lo loable que este nuevo esfuerzo trae, hay dos factores de suma importancia que tienen que ser atacados efectivamente si se quiere que la BDVE sea una historia de éxito. Para empezar, nos quedan claras las políticas de cumplimiento normativo (compliance) a implementar para prevenir la legitimación de capitales. Este tema es muy importante porque el mercado, al igual que la mujer del César, debe ser y parecer casto. Esto no es un escollo insalvable, y debe ser cuestión de tiempo para que estos sistemas estén en pie, si es que no lo están ya.

Pero tanto o más importante que lo anterior es la necesidad imperiosa de incrementar el número de emisores y la liquidez de los títulos. Es vital que la BDVE dedique un gran esfuerzo a aumentar el número de empresas con valores listados, y en implantar esquemas que faciliten la negociación y que garanticen al inversionista una liquidez mínima para la compraventa de valores. La otra opción es pelear por el universo existente de emisores, lo que equivale a buscar un pedazo más grande de la torta en vez de hacer crecer la torta; esta estrategia es muy riesgosa y, si nos presionan un poco, destinada al fracaso.

Orientarse en incluir más y mejores emisores va a apuntalar a la BDVE como una elección válida y beneficiará al Mercado de Valores venezolano al convertirlo en una opción viable de financiamiento sustentable. La alternativa es terminar en el libro de los recuerdos como una de esas bolsas de los años noventa.

 

@VzlanaF

 

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