5G en Venezuela (I)
Enrique González.- La Cámara de Empresas de Telecomunicaciones, CASETEL, por medio de su presidente aseguró que la provisión de conectividad y calidad de acceso a Internet fijo se ha incrementado y mejorado sustantivamente. Apuntó que en materia de Internet móvil habría que realizar algunos esfuerzos para su mejora y para que el despliegue y llegada de la conectividad en general sea superior. En este sentido, habría que analizar cómo reducir costos de accesos a infraestructura pasiva y/o VGT -vías generales de telecomunicaciones- en general en manos de empresas públicas como CANTV y la electricidad.
El tema de incentivos en ambos ámbitos resulta crucial, en el primer caso respecto a los ingresos y en el segundo caso respecto a los costos que viabilizan o no las acometidas y expansiones de despliegue y llegada.
Uno de los temas que destacó el directivo es el desarrollo de la tecnología 5G en Venezuela. Reveló que algunas operadoras realizan algunas pruebas respecto a dicha tecnología. Sin embargo, llamó la atención que la asignación de espectro radioeléctrico resulta clave para el desarrollo de dicha tecnología. En este sentido, son varias las tareas pendientes relativas a dicho recurso escaso y fundamental para el desarrollo del 5G.
Por un lado, un estudio de la necesidad de un eventual Refarming de espectro en uso para que los bloques asignados y a asignar funcionen lo más eficientemente posible, respecto a las nuevas tecnologías en auge y con tremendo incremento en su consumo y uso como la consumición de datos. Una eventual reasignación de espectro puede resultar una labor compleja por el hecho de derechos ya asignados, expectativas y notables diferencias en eficiencia o valor en el uso de un mismo rango de espectro radioeléctrico.
Por el otro lado, la asignación de nuevas bandas del espectro radioeléctrico constituye un tema actual porque ya muchos países a nivel mundial y específicamente a lo largo de Latinoamérica han ido utilizando distintos esquemas de asignación de nuevo espectro radioeléctrico para el desarrollo del 5G.
La experiencia a lo largo de países como Chile, República Dominicana, Brasil, Uruguay, Argentina y Colombia pueden servir de insumo para que en el caso venezolano se tome las mejores prácticas, resultados, así como advertencias que puedan derivarse de dichas experiencias.
Un análisis comparativo a la luz de la teoría sobre asignación, licencias y subastas, considerando el contexto y el nivel de holgura financiera de las operadoras locales deben constituir insumos fundamentales para el diseño más adecuado para el caso venezolano.
Importancia del 5G:
Al inicio de la presente década el presidente de 5G Américas (organización comercial de la industria), Chris Pearson, afirmaba: “nosotros realmente no sabemos qué no sabemos”; asomando incertidumbre sobre el futuro comercial, así como respecto a los usos y aplicaciones que permitiría eventualmente la tecnología 5G a pesar de sus bondades técnicas.
Así las cosas, la adopción de la tecnología 5G y el desarrollo de su infraestructura y ecosistema presenta desafíos de distintas naturalezas, a saber:
- Resolver el problema tipo Chicken-egg referido a interesados en desarrollar aplicaciones, software, funcionalidades, servicios y Apps con viabilidad comercial para dicha tecnología.
- Garantizar usuarios finales que adquieran dispositivos y aplicaciones para dicha tecnología, tema que pasa además por cuáles son o serán las expectativas por parte de éstos respecto a la adopción y al desarrollo del estándar y su ecosistema, así como del poder de compra por parte de los consumidores finales.
- Garantizar que existan los incentivos, así como los recursos para acometer las inversiones en infraestructura. Existiendo cierta tensión entre los costos de la inversión en el despliegue de la infraestructura y el valor al despliegue y uso por parte de los usuarios finales, siendo que éstos últimos suelen valorar más a las aplicaciones y software que a la “simple” conectividad; la ecuación debe ser positiva para las operadoras/inversionistas que realicen el despliegue.
- Políticas Públicas y regulatorias que coadyuven y faciliten las inversiones y el desarrollo necesario de la tecnología.
El Problema Chicken-Egg: Un Problema de Acción Colectiva y Expectativas Optimistas o Positivas:
La adopción de una tecnología o un estándar, la consolidación de una red y el posicionamiento de una plataforma digital enfrentan todas, en algún momento de su vida (especialmente en la etapa de eventual lanzamiento), un problema del tipo “Chicken-Egg”, con soluciones alternativas.
En el caso de un estándar o una tecnología a partir de la cual podría desarrollarse aplicaciones y dispositivos, suele presentarse un problema consistente en que los potenciales desarrolladores de aplicaciones o dispositivos a partir de la tecnología temen invertir en su desarrollo y producción si para la fecha no existe una adopción masiva de dicha tecnología. De igual manera, por su parte, las personas, usuarios y consumidores finales no estarían dispuestos a adquirir aplicaciones o dispositivos desarrollados para dicha tecnología si todavía no existe un desarrollo robusto y numeroso de dispositivos y aplicaciones que confieran valor al ecosistema que se crea a partir de dicha tecnología o estándar.
En el caso de la tecnología 5G dicho problema se origina por la complementariedad que puede existir entre los dispositivos inteligentes adicionales a los smartphones para el desarrollo del Internet de las Cosas, IoT, así como funcionalidades, aplicaciones o software que se creen basados en los nuevos atributos que ofrece la tecnología 5G como super velocidad (pasar de 100 Mbps a 1 Gbps o más) y menor latencia.
Otra forma de entender este problema o desafío para la industria es comprender que existe una especie de problema de “Acción Colectiva” o la necesidad de Expectativas Positivas respecto a la adopción de la tecnología por parte de la mayoría de sus eventuales usuarios. Si todos los potenciales usuarios de la tecnología, desde desarrolladores de dispositivos, desarrolladores de software y aplicaciones, así como usuarios finales piensan que todos adoptarán la tecnología y/o desarrollarán sus productos y servicios para dicha tecnología, asimismo todos la adoptarán o comprarán los productos y servicios desarrollados para ésta. Sin embargo, pueden existir problemas para que colectivamente todos posean expectativas positivas, actúan colectivamente y se produzca una situación de profecías autocumplidas donde siendo todos optimistas, todos se suman y el ecosistema resulta exitoso.
Dicha dinámica positiva u optimista de adopción y desarrollo de la tecnología y el ecosistema puede lograrse por medio de ciertas estrategias por parte de las empresas privadas y/o por medio de políticas públicas y regulatorias que coadyuven a su despliegue y éxito.
Por un lado, las empresas pueden realizar alianzas, pueden integrar más de un estadio complementario del ecosistema, desarrollar estrategias de precios de penetración para poder vencer la inercia por parte de los consumidores de adquirir productos o servicios -dispositivos y aplicaciones-, entre otro tipo de estrategias.
En el caso de Venezuela resulta cierto que somos seguidores respecto a la adopción de tecnologías o estándares. Es decir, no contamos con “soberanía” del todo al respecto, cuestión que no tiene por qué ser visto negativamente, por el contrario, el hecho que a nivel mundial se adopte la tecnología y se desarrolle y produzcan de dispositivos, aplicaciones y software sirve para que luego sean adoptados y/o adaptados al caso de nuestro mercado doméstico.
Aun así, en nuestro caso el desafío más importante es la capacidad de pago por parte de los usuarios finales, así como la existencia de incentivos -remuneración versus costos- que posean quienes vayan a desplegar la infraestructura -ej: operadoras tradicionales de telecomunicaciones-. Respecto a esta última arista mucho puede hacerse en materia de política pública como se expondrá más adelante.
El hecho que la tecnología y la infraestructura que se requiera desarrollar y desplegar para la 5G no se lleve a cabo necesariamente por las mismas empresas que ofrecen los dispositivos inteligentes o por los desarrolladores de las aplicaciones y el software que imprimiría inteligencia o funcionalidades a los dispositivos y que permitiría la recopilación y el análisis de la información/datos generados a partir de su uso; constituye un desafío. Las primeras no necesariamente son las que internalizarían el mayor porcentaje del valor o los ingresos que se desarrollen a partir del despliegue de la infraestructura -bases, postes, torres, antenas, ingeniería civil, infraestructura pasiva y activa, etc.-.
Espectro Radioeléctrico Requerido:
La tecnología 5G necesita una cantidad considerable de espectro móvil nuevo y armonizado, por lo que se debería priorizar la desfragmentación y liberación de las bandas principales. Eventualmente se requerirá realizar labores de Refarming para reorganizar el espectro en uso en favor de su explotación en las aplicaciones de mayor valor y creciente demanda. Los reguladores deberían intentar facilitar 80-100 MHz de espectro contiguo por operador en bandas medias 5G principales (es decir, de 3.5 GHz) y alrededor de 1 GHz por operador en bandas milimétricas (es decir, de 26/28 GHz).
La tecnología 5G necesita el espectro dentro de tres rangos de frecuencia clave para brindar una cobertura amplia y admitir todos los casos de uso: Los tres rangos son: Por debajo de 1 GHz, entre 1-6 GHz y por encima de 6 GHz.
- El rango por debajo de 1 GHz permite una cobertura amplia en zonas urbanas, suburbanas y rurales, y contribuye al soporte de los servicios de la Internet de las Cosas (IoT).
- El rango entre 1-6 GHz ofrece una buena combinación de beneficios de cobertura y capacidad. Incluye espectro dentro del rango de 3.3-3.8 GHz, y se espera que este sea la base de muchos servicios 5G iniciales. También incluye otros que pueden ser asignados o reorganizados por los operadores para 5G, incluyendo 1800 MHz, 2.3 GHz y 2.6 GHz, entre otros. A largo plazo, se necesitará más espectro para mantener la calidad de los servicios 5G y la creciente demanda, en bandas entre 3 y 24 GHz.
- El rango por encima de 6 GHz es necesario para lograr las velocidades de banda ancha ultra-altas previstas para 5G. Actualmente, las bandas de 26 GHz o 28 GHz cuentan con el mayor apoyo internacional en este rango. Un tema clave lo constituye perfeccionar un acuerdo internacional sobre las bandas 5G por encima de 24 GHz.
Política Públicas y Regulatorias Facilitadoras del Despliegue de Infraestructura:
Asimismo, dado los rangos de espectro radioeléctrico requeridos para el desarrollo del 5G y su naturaleza, se exige una mayor capilaridad en la infraestructura y antenas. El ingente de inversiones requeridas resulta superior a lo conocido hasta ahora. Esta realidad exacerba los desafíos cuando distintos actores actúan complementariamente en un ecosistema y sin embargo en este caso, uno de éstos, eventualmente las operadoras tradicionales de telecomunicaciones tendrían que encarar enormes inversiones de despliegue en infraestructura.
Los gobiernos y los reguladores deberían evitar inflar los precios del espectro 5G, debido a que correrían el riesgo de limitar las inversiones en la red y elevar el costo de los servicios. Esto incluye los precios de reserva excesivos o las tasas anuales, limitar el suministro de espectro (por ejemplo, con las reservas), las obligaciones excesivas y el mal diseño de las subastas.
Los reguladores deben consultar a las partes interesadas en 5G para garantizar que las asignaciones de espectro y los enfoques de otorgamiento de licencias tomen en consideración planes técnicos y comerciales de despliegue.
Así las cosas, los gobiernos y los reguladores deben adoptar políticas nacionales sobre el espectro para incentivar las grandes inversiones a largo plazo en las redes 5G (por ejemplo, licencias a largo plazo, procesos de renovación claros, una hoja de ruta para el espectro, etc.).
Destaca el hecho que las operadoras tradicionales de telecomunicaciones han visto reducir los ingresos medios o el monto promedio de las facturas por clientes a lo largo del tiempo. Parte de esta realidad se explica producto de la convergencia tecnológica y de una competencia más feroz basada en precios y en condiciones objetivas que han commoditizado el servicio de conectividad, específicamente a Internet, protocolo sobre el cual se ha venido desarrollando todos los ecosistemas de video streaming, plataformas digitales, Apps, etc.
Ante esta realidad, los reguladores sectoriales a nivel mundial han puesto en revisión las políticas de asignación de espectro utilizadas en el pasado. Por ejemplo, aun cuando había existido el consenso respecto a las bondades del mecanismo de subastas; su propósito y posibles efectos han exigido cierta reflexión por parte de los stakeholder del sector. Siendo que las operadoras tradicionales de telecomunicaciones ya no muestran en términos reales ingresos promedios por factura por cliente como lo hacían en el pasado, debido a las cuantiosas inversiones que se requerirían para el desarrollo de infraestructura, aunado a la incertidumbre sobre sus usos comerciales en el corto y mediano plazo; la finalidad de los mecanismos de asignación de espectro ha estado siendo sometida a revisión y análisis.
El objetivo recaudatorio o fiscal de las subastas de espectro podrían comprometer recursos financieros de las operadoras para etapas posteriores de inversión en el despliegue de infraestructura. En este sentido, un análisis de derecho comparado en la región Latam muestra como distintas jurisdicciones han incorporado el tema anterior en sus recientes políticas de asignación de espectro, incluso regresando a mecanismos que habían caído en desuso como los Beauty Contest. Siendo que el precio no constituiría el único objetivo para el Estado sino la garantía de capacidad de despliegue de infraestructura, el objetivo recaudatorio y su mecanismo por excelencia, las subastas, pueden requerir un análisis contextualizado.
En este orden de ideas, se ha asomado y adoptado por alternativa el uso de subastas con la imposición de obligaciones, generalmente referidas al despliegue de infraestructura, valorando los costos asociados y aplicando eventuales descuentos sobre el monto a pagar en las subastas referidos a dichos costos.
Aun así, los valores referentes del espectro implican un desafío incidido por el estado del desarrollo de los productos y servicios asociados a la tecnología, por el poder de compra de los nacionales, por la profundidad del mercado de telecomunicaciones móviles, por el eventual potencial del acceso inalámbrico fijo, por el potencial comercial de los usos asociados e incluso por las condiciones del momento en el cual se realice la subasta (así como el diseño de la subasta).
Sobre este último tema hablaremos en la próxima entrega.
Síguenos QA en @finanzasdigital
Economista UCV. Master in Competition and Market Regulation, Universidad Pompeu Fabra. Master en Economía Industrial, Universidad Carlos III de Madrid. Master in Law and Economics, Universidad Torcuato Di Tella. Postgraduate Diploma in Economics for Competition Law, Kings College London. Profesor de Estrategia Competitiva, Universidad Torcuato Di Tella. Profesor de Economía Digital, UCAB. Profesor de Competencia en las Plataformas Digitales, Universidad Torcuato Di Tella. Profesor de Derecho de la Competencia y Análisis Económico del Derecho de Protección al Consumidor, Universidad Monteavila. Consultor Económico.