Los accionistas de la compañía energética española Repsol votaron el jueves a favor de confirmar al veterano presidente, Antonio Brufau, y al consejero delegado, Josu Jon Imaz, para un nuevo período de cuatro años.
Brufau ha sido presidente de la compañía durante casi dos décadas, desde que se incorporó a su consejo en 1996, y previamente había dicho que se retiraría. Ha guiado a Repsol a través de uno de los períodos más turbulentos de su historia, la incautación por Argentina de su unidad de YPF en 2012.
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Más recientemente, junto con el consejero delegado, que ocupa el cargo desde 2014, ha supervisado su pivote hacia las energías renovables.
Los accionistas también han dado luz verde a la recompra de hasta el 10% del capital social de la empresa, como se había anunciado anteriormente.
Brufau dice que políticos deben pensar en cadena de valor y no solo en descarbonización
El presidente de Repsol, Antonio Brufau, ha dicho durante su discurso en la junta de accionistas de la compañía que los políticos en Europa deberían empezar a pensar en crear cadena valor y no sólo en la descarbonización.
Brufau, que a sus 75 años es reelegido en esta junta como consejero por un periodo de cuatro años y seguirá siendo presidente de la compañía, cargo que ocupa desde 2004 y en la que es consejero desde 1996, ha manifestado que «nuestros políticos deberían empezar a pensar como revertir» la actual situación.
Según Brufau, es «muy difícil entender» que Europa apueste sólo por la electrificación «de todo los electrificable» de aquí a 2050 y ha alertado de la alta dependencia de China en materias primas y elementos para la transición energética, como en la fabricación de las celdas y baterías para vehículos eléctricos, y en paneles y aerogeneradores para las renovables.
Brufau ha señalado que las energías renovables son más caras no sólo por ese motivo, sino también porque no responden a las reglas del mercado, sino a las climáticas, y no compaginan oferta con demanda.
También ha destacado la diferencia entre la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) estadounidense y la normativa europea para buscar la descarbonización, la primera mucho más simple y que se resumen en 300 páginas frentes a las 4.000 páginas de una normativa europea cada vez más compleja.
Ha añadido que Estados Unidos «incentiva la inversión», mientras que «Europa ordena y regula al ciudadano».
El presidente de Repsol ha dicho que, o Europa entiende que la transición energética tiene que servir para fortalecer el sistema tecnológico europeo, o lo que se conseguirá es extraer del continente recursos para fortalecer a otros países.
También ha criticado la prohibición de la UE de vender a partir de 2035 vehículos con motores de combustión interna nuevos, y ha manifestado que prohibir el motor de combustión, «cargándose» algo en lo que Europa había sido líder para pasar a un motor eléctrico cuya base tecnológica es china, «no es el mejor remedio».
«Espero que, al final, Europa entre en el sentido común», ha añadido Brufau, y se potencie «todo lo que tenemos» y se aproveche «todo lo nuevo que venga».
El presidente de Repsol, compañía que el año pasado vendió el 25% de su negocio de exploración y producción al fondo EIG por 4.850 millones de euros, ha afirmado que éste «continuará siendo vital en esta casa», pues hay que atender a ese 70% de la población de países poco desarrollados o en vías en desarrollo que todavía necesitan el petróleo «y esa es también nuestra responsabilidad».
«No cesaremos en continuar con esta actividad», ha dicho Brufau, que ha garantizado a los accionistas que en 2050 «esta casa va a liderar las transición energética en nuestro ámbito» y «va a ser una compañía muy rentable».
Por su parte, el consejero delegado, Josu Jon Imaz, se ha referido a los altos precios que ha alcanzado la energía, algo que ha dicho que no es sólo achacable a la recuperación tras la pandemia o a la guerra en Ucrania, sino también a algunas «políticas públicas».
También ha recordado la venta del 25% del negocio de exploración y producción, que supuso valorar el mismo en más de 19.000 millones de euros, y la salida de Repsol de Rusia en enero de 2022, justo un mes antes de la invasión rusa de Ucrania.
Imaz ha dicho que esperan que en 2023 la volatilidad de los precios de los hidrocarburos se mantenga y ha añadido que Repsol aprovechará las oportunidades que se presenten.
En este sentido, ha recordado los 1.100 millones de euros de beneficio obtenidos en el primer trimestre y que la inversión orgánica de la compañía ascenderá a 5.000 millones en 2023, un 35% de ellos para proyectos bajos en carbono, así como el 30% de la caja operativa generada por la compañía se destinará al accionista.
Con información de EFE y Reuters