En las minutas publicadas este martes, correspondientes a su reunión de la semana pasada, el Comité de Política Monetaria (Copom) elevó la tasa Selic en 25 puntos básicos hasta el 15%, pero anticipó un cambio de ritmo.
“Una parte relevante del impacto del ciclo de política monetaria, particularmente rápido y muy firme, aún no se ha materializado”, señalaron los responsables del banco.
Con esa evaluación, el Copom abrió la puerta a una pausa extensa, en contraste con la secuencia de endurecimiento iniciada para frenar la inflación. Pese a los altos tipos, los técnicos del banco central reconocen que “la economía sigue mostrando resiliencia”, una señal que podría complicar la convergencia inflacionaria hacia el objetivo de 3%, con tolerancia de ±1,5 puntos.
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La decisión sugiere que el foco ahora está en evaluar los “efectos rezagados” de la política monetaria, en un contexto de creciente presión política y social por los costos de financiamiento. Brasil inició este ciclo de ajuste en marzo de 2021, cuando la tasa se encontraba en 2%, en medio de un contexto de estímulo pandémico.
Con la inflación interanual aún por encima del 4%, el banco central buscará señales más claras de enfriamiento económico antes de considerar nuevas alzas. Pero con una política monetaria en terreno contractivo, el margen de maniobra se reduce.
La mirada ahora está puesta en los indicadores de actividad, empleo e inflación de los próximos meses. El mercado —y el Gobierno— observarán de cerca si esta estrategia de pausa prolongada basta para enfriar la economía sin recurrir a nuevos ajustes más severos, algo que podría tensar aún más el delicado equilibrio entre crecimiento y estabilidad de precios en la mayor economía de América Latina.