El presidente estadounidense Donald Trump anunció un arancel del 25% para los países que compren petróleo y/o gas de Venezuela, lo que podría costarle a este último hasta 9.400 millones de dólares en ingresos, según estimó Barclays en un reciente informe visto por Finanzas Digital.
«Aun suponiendo que Venezuela pudiera mitigar parte de los problemas, el impacto al suspender los pagos de deuda a las compañías petroleras que tienen empresas mixtas con Pdvsa, las pérdidas netas de ingresos para Venezuela podrían ascender a 9.400 millones de dólares, equivalentes a más de la mitad de la exposición petrolera del país», destacó la empresa multinacional de servicios financieros.
Esto significaría una fuerte reducción de los recursos si se compara con las cifras de años anteriores. Petróleos de Venezuela obtuvo ingresos por 15.700 millones de dólares en 2024, lo que representó un incremento de 18% en comparación con 2023, de acuerdo a cifras dadas por el portal Petroguía. Mientras que la consultora Ecoanalítica había calculado un monto de 17.200 millones de dólares para 2025 de continuar las licencias a las empresas extranjeras que operan en el sector petrolero del país.
En su reporte enviado a clientes, Barclays agregó que Venezuela podría verse obligada a depender más de los mercados negros, para comercializar su crudo. Por lo que el descuento a las exportaciones de petróleo podrían subir hasta 35% y «podrían surgir dificultades en la comercialización, podrían llevar al agotamiento de la capacidad de almacenamiento y terminar en paradas de producción».
Prevé igualmente que la medida del gobierno de Estados Unidos generará «cuellos de botella» que podrían provocar paradas de producción por hasta 400 mil barriles diarios (b/d), más de la mitad de las exportaciones de Venezuela. «Esta decisión (arancel de 25%) podría tener el potencial de ser una medida de facto, un embargo al petróleo venezolano, y posiblemente sea la medida más dura implementada al país desde 2015».
El escenario base para Barclays es de una perspectiva de precio para el barril de crudo venezolano de 74 dólares, mientras que la producción disminuirá 200 mil b/d entre el tercer y cuarto trimestre de este año. «El peor escenario posible plantea cierto riesgo a la baja para ese pronóstico, pero es posible que el reciente aumento en la presión resulte ser una táctica de negociación».
Destacó que aunque hay incertidumbre sobre cuán efectivas serán las tarifas secundarias para impedir los flujos de Venezuela hacia China, ésta última podría «no tener la capacidad ni la voluntad de aceptar mucha más ayuda venezolana».
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Sobre la decisión de la OFAC de extender hasta el 27 de mayo el plazo para que Chevron desmantele sus operaciones en Venezuela, Barclays considera que con esta acción, al menos por ahora, se mantiene abierta la opción de mantener las exportaciones a territorio norteamericano durante dos meses, lo que indica que todavía hay cierta voluntad de negociar por parte de Estados Unidos. «Además, mientras la licencia de Chevron siga vigente, no sería un flujo que pueda sostenerse de forma permanente. En este contexto, el gobierno venezolano podría verse obligado a recurrir más al mercado negro como lo hizo en el pasado con el apoyo de Irán».
Por último, Barclays mantiene su posición de que en un escenario de transición es más factible una recuperación y mayor crecimiento económico para el país y, por tanto, mayores valores de recuperación de la deuda pública externa venezolana. «Reafirmamos nuestra visión cautelosa sobre el potencial de un ajuste de la deuda Venezuela/Pdvsa».
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