La inflación y las consiguientes subidas de tasas de interés de los bancos centrales han provocado un aumento de los costos de financiación de las nuevas emisiones de deuda pública en los países de la OCDE, que se han más que duplicado desde 2021.
Además, las necesidades de emisión de deuda, que habían disminuido después del pico histórico de 2020 para hacer frente al aluvión del gasto público por la covid, van a volver a crecer en 2023 un 6%, calcula la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en un informe publicado este lunes.
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Entre 2021 y 2022, las tasas de interés de referencia de los bancos centrales en el conocido como el «club del mundo desarrollado» aumentaron de media del 0,8% al 5,3%, pero la evolución no fue pareja en todos los miembros.
En los países «emergentes» de ese club y en los europeos que no pertenecen a la zona euro, el encarecimiento del precio del dinero fue mucho más fuerte que en el resto.
Eso fue particularmente visible en Hungría, donde subió hasta el 13% en diciembre de 2022 (frente al 0,6% de mínimo en el periodo 2021-2022), en Colombia hasta el 12% (frente al 1,8%), en Chile hasta el 11,2% (frente al 0,5%) y en México hasta el 10,5% (frente al 4%).
Las subidas de tasas de los bancos centrales fueron mucho más moderadas sobre todo en la eurozona (2,5% en diciembre de 2022 comparado con el 0% en 2021), y más todavía en los nórdicos.
La subida de tasas encarece el costo de la deuda
Al efecto esas subidas de tasas se han venido a añadir las tensiones geopolíticas, en particular desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania a finales de febrero de 2022, y las incertidumbres sobre la economía global.
Todo eso ha tenido su repercusión en el interés que los Estados tienen que pagar por las nuevas emisiones de títulos de deuda que, en el conjunto de la OCDE pasó de una media del 1,4% en 2021 al 3,3% en 2022.
El volumen de títulos soberanos adjudicados a tipos negativos ha disminuido del 17% en 2021 al 8% en el ejercicio siguiente.
Los plazos de vencimiento medio de la deuda han estado prolongándose en los últimos años y alcanzaron un récord histórico de ocho años y dos meses en 2022, lo que supone dos años más que en 2012.
Pero aun así, un 47% del total tendrá que ser reembolsada o cuando menos su tasa de interés renegociado antes de finales de 2025.
Los autores del informe recuerdan que después del pico histórico de emisiones en la OCDE por la covid en 2020 con 15,4 billones de dólares en títulos que salieron al mercado ese año para cubrir las necesidades del coronavirus, el volumen descendió un 21 % en los dos años siguientes. Aun así, ese volumen era en 2022 un 35% superior al de 2019, antes de que estallara la pandemia.
Las emisiones de deuda crecerán un 6% en 2023
La evolución, además, se está volviendo a invertir y este año auguran un alza del 6% hasta 12,9 billones de dólares, que se explica en gran medida por los países más afectados por la invasión rusa de Ucrania, en especial los fronterizos con el conflicto.
El contingente total de deuda en la OCDE, que había sido de unos 40 billones de dólares en 2019 y 49 en 2020, siguió subiendo aunque ligeramente en 2021 a 50 billones, se mantuvo a ese nivel el año siguiente y va a alcanzar unos 52 billones en 2023.
Aunque en términos absolutos se haya constatado esa subida, si se pone en relación con el producto interior bruto (PIB) desde el comienzo de la crisis de la covid ha pasado del 90% en 2020 al 83% en 2022. Ese porcentaje debería mantenerse sin cambios este año. Pero hay que recordar que es 10 puntos porcentuales superior al nivel prepandémico.
EFE