La economía brasileña registró un crecimiento robusto en el primer trimestre de 2025, impulsado por una cosecha excepcional de soja y maíz, así como por el dinamismo del consumo familiar. Sin embargo, este avance económico plantea desafíos para los responsables de política monetaria, quienes buscan contener la inflación en un contexto de tasas de interés elevadas.
Según datos oficiales publicados el viernes, el Producto Interno Bruto (PIB) de Brasil creció un 1,4% entre enero y marzo en comparación con el trimestre anterior, ligeramente por debajo de la mediana de las estimaciones de los analistas, que proyectaban un 1,5%. En términos interanuales, la economía se expandió un 2,9%, consolidando una tendencia de crecimiento sostenido.
El desempeño económico estuvo marcado por el auge del sector agrícola, que registró un crecimiento significativo gracias a condiciones climáticas favorables y una cosecha récord de granos. Paralelamente, el consumo de los hogares se mantuvo fuerte, respaldado por un mercado laboral sólido, lo que contribuyó a la expansión de la actividad económica.
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A pesar de los esfuerzos del Banco Central para frenar la inflación mediante un agresivo ajuste monetario—con aumentos de tasas de interés superiores a cuatro puntos porcentuales desde septiembre—la demanda interna sigue mostrando resiliencia. Esto ha generado incertidumbre sobre la posibilidad de un alivio en la política monetaria en el corto plazo.
15 trimestres consecutivos de crecimiento
Brasil acumula 15 trimestres consecutivos de expansión económica, la racha más prolongada desde 1996, cuando el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) comenzó a utilizar el indicador actual. Este crecimiento sostenido ha sido celebrado por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien ha destacado la fortaleza de la economía en sus discursos recientes.
Sin embargo, el panorama político no ha sido del todo favorable para el mandatario. A pesar de los buenos resultados económicos, su índice de aprobación se ha visto afectado por escándalos de corrupción dentro de su administración, lo que ha generado tensiones en el ámbito político y financiero.
Los analistas advierten que el crecimiento podría desacelerarse en los próximos meses debido al impacto de las tasas de interés elevadas y la posible moderación del impulso agrícola. No obstante, Brasil sigue consolidándose como una de las economías más dinámicas de América Latina.
Con información de Bloomberg.