La celebración del Día del Padre en Venezuela llega este año en un contexto económico complejo, donde la inflación y la depreciación del bolívar han redefinido los hábitos de consumo. Aunque la fecha sigue siendo un momento de unión familiar, el impacto de la crisis se refleja en las decisiones de compra y los ajustes que tanto comerciantes como consumidores deben hacer.
Con un dólar oficial que supera los 100 bolívares y un salario mínimo de Bs. 130, equivalente a poco más de 1 dólar, las compras tradicionales se ven restringidas. En el pasado, esta festividad generaba un incremento en la actividad comercial, pero ahora las opciones de celebración han cambiado significativamente.
“Hace 15 o 20 años, el Día del Padre era una excelente oportunidad para vender. Camisas, pantalones y zapatos salían rápido. Hoy, vender una sola franela en un día ya es un logro”, comenta Giovanni, comerciante de la parroquia La Candelaria.
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Un mercado en transformación
El comercio ha adaptado sus estrategias ante la caída del poder adquisitivo. En tiendas del centro de Caracas, se pueden encontrar artículos de regalo con precios más accesibles, desde billeteras económicas entre 5 y 10 dólares hasta ropa interior desde 3 dólares, dependiendo de la marca y calidad.
Las grandes cadenas también han ampliado su oferta, con opciones de vestimenta que van desde 10 hasta 400 dólares, dependiendo del presupuesto del consumidor. Sin embargo, el gasto en regalos ha pasado a segundo plano frente a la necesidad de optimizar el dinero en aspectos esenciales.
Opciones alternativas para celebrar
El Día del Padre solía representar un repunte en el sector gastronómico, con familias saliendo a restaurantes. Este año, muchas optan por reuniones en casa, donde una comida especial aún requiere ajustes en el gasto. Un kilo de carne supera los 10 dólares, sin incluir acompañantes como chorizos o bollitos. Para quienes deciden comer fuera, el costo de una comida familiar, de alrededor de cuatro personas puede llegar a 500 dólares, dependiendo del tipo de restaurante.
A pesar de las dificultades, los venezolanos mantienen vivo el espíritu de la celebración, buscando maneras de honrar a sus seres queridos sin comprometer su estabilidad financiera. En medio de la crisis, el ingenio y la resiliencia siguen siendo características esenciales de quienes enfrentan día a día los retos económicos del país.