El peligro de una recesión mundial
José Grasso Vecchio.- Usualmente se define una recesión económica como la caída del Producto Interno Bruto (PIB) durante dos trimestres consecutivos, conjuntamente con el deterioro de otros indicadores tales como el empleo y la inversión. Cuando la economía entra en una fase recesiva cae el ingreso, la demanda agregada y consecuentemente el nivel de empleo en un proceso que se retroalimenta.
Hay un debate acerca de si se trata de la inminencia de una recesión global o más de un enfriamiento de la economía, donde ésta pierde impulso sin que se contraiga la producción de bienes y servicios. En este orden de ideas, para que la economía mundial entre en recesión debería caer la actividad económica de manera simultánea en Estados Unidos, China y la Unión Europea, donde se concentra casi el 70% del PIB total y ello en las actuales circunstancias no pareciera posible, con la información disponible.
De lo que no parece haber dudas de ningún tipo es acerca del hecho que las principales economías van a experimentar una significativa desaceleración en el ritmo de crecimiento observado hasta 2021. Así, el FMI en su última proyección de julio, estimó que el crecimiento económico mundial se reduciría a la mitad en 2022 de lo que fue en 2021, al pasar de 6,1% a 3,2% y con la perspectiva de que en 2023 sea todavía menor la tasa de expansión del PIB
En el caso de Estados Unidos, durante el primer semestre de 2022 la economía ha estado cercana al estancamiento a pesar de la fortaleza del mercado de trabajo y una tasa de desempleo de 3,7% en septiembre. Sobre Europa se puede decir que ya su economía más importante y fundamental-Alemania- está a punto de sufrir una recesión. En lo relativo a China, se espera, de acuerdo a la más reciente proyección, que el PIB crezca en 2022 en 3,3%, la menor tasa de los últimos cuarenta años. Ya el crecimiento de dos dígitos que mostraba China llegó a su final. La situación del gigante asiático se ha agravado este año debido a la política de cero Covid que ha implicado cerrar la economía.
Es altamente probable que las nuevas actualizaciones sobre el crecimiento económico mundial vengan acompañadas de noticias más desalentadoras, en la medida en que los bancos centrales están aplicando políticas de restricción monetaria y porque además pareciera no haber espacio para adoptar medidas fiscales expansionistas.
Varios factores explican esta ralentización de la economía mundial. Lo primero que hay que decir es que no se trata, en este momento, de una situación provocada por la insuficiencia de demanda, esto debido a que las economías aplicaron durante 2020 y 2021 masivos y significativos paquetes fiscales para mantener la actividad económica a flote ante los efectos de la pandemia. Justamente, ese envión fiscal contribuyó a potenciar las tensiones inflacionarias derivadas de la ruptura de la cadena de suministros a nivel mundial, de los impactos de las alzas de los precios del petróleo en 2021 y del aumento de alimentos básicos y materias primas a comienzos de 2022 provocado por la invasión de Rusia a Ucrania.
Actualmente, el tono restrictivo de la política monetaria que aplican los bancos centrales de los países desarrollados indudablemente va a contribuir a un frenazo de las economías. Las implicaciones de una desaceleración o eventualmente de una recesión global acompañada de una restricción monetaria, para países en desarrollo son diversas. Por una parte, se reducen las exportaciones y con ello los ingresos de divisas y se agrava la situación presupuestaria y por la otra, se cierra el financiamiento externo, elemento fundamental para la reactivación económica
Somos testigos presenciales de una situación inédita en la economía mundial al concurrir una desaceleración o recesión -que no fue provocada por una caída de la demanda-, con un nivel de empleo todavía elevado, alta inflación sin que ello signifique el peligro de una situación como las de los años ochenta, físicos altamente endeudados y pocos grados de libertad para la gestión de la política económica, todo ello en medio de una guerra focalizada, pero guerra al fin y al cabo.
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Abogado Universidad Católica Andrés Bello. Master en Derecho Comparado Southern Methodist University Dallas Texas; Advanced Management for Bankers Wharton School en Philadelphia. Inició su carrera bancaria en 1976, con más de 40 años de experiencia bancaria. Ha ocupado diversos cargos gerenciales y de dirección en importantes instituciones. Fundador y presidente ejecutivo de la Asociación Venezolana para el Síndrome de Down. Dictó clases de pregrado y postgrado en áreas de finanzas y banca en las principales Universidades del país.