El reto de seguir bajando la inflación

José Grasso VecchioJosé Grasso Vecchio.- Las cifras de inflación del BCV en septiembre de 2024 indicaron que el aumento de los precios se ha desacelerado considerablemente durante el año en curso. Efectivamente, la tasa mensual de inflación se situó en 0,8% en tanto que la tasa anualizada alcanzó a 25,8%, la más baja desde 2021 cuando la tasa de inflación registró 21,1%.

Esta reducción de la tasa de inflación se ha venido observando con intensidad desde el final de la hiperinflación en enero de 2021 y ha tomado una pendiente hacia un menor ritmo en el alza de precios desde mediados de 2022 en el marco de una política cambiaria que se ha orientado a la estabilidad del tipo de cambio oficial.

Esa desaceleración de la tasa de inflación ha ocurrido en todos los rubros que conforman el Índice Nacional de Precios al Consumidor. Los beneficios de esa contención en el aumento de los precios han venido de la mano de la menor depreciación del tipo de cambio que entre septiembre de 2024 y septiembre de 2023 alcanzó 7,1%. Un clima de estabilidad del tipo de cambio es una buena señal para la economía cuando éste es sostenible porque ello influye en las expectativas de inflación, reduce la tasa de interés real y estimula el consumo.

Es de significar, que la inflación de septiembre de 2024 desaceleró con respecto al mes previo (1,4% en agosto 2024). La inflación de septiembre de 2024 es la más baja para un mes de septiembre desde que inició la construcción del índice a nivel nacional en el año 2008.

En una economía como la venezolana donde parte de los precios de fija en dólares aunque se pague en bolívares, el rol del tipo de cambio es fundamental debido a que si éste se mantiene estable ello incidirá igualmente en el movimiento de los precios, en particular de aquellos que son sujetos del comercio internacional, como es el caso de lo denominados bienes transables.

Tal como se ha señalado, la estabilidad del tipo de cambio es clave para anclar la inflación. También lo es la política fiscal y monetaria. En un contexto de estabilidad del tipo de cambio oficial como referente de la política económica, una expansión fiscal sin que el banco central de un país tenga suficientes reservas para suplir la demanda, pudiese involucrar un riesgo para la baja de la inflación por cuanto los saldos monetarios podrían canalizarse hacía la demanda de bienes, entre ellos la moneda extranjera.

De esta manera, en una economía abierta, la idea fundamental es que tiene que haber una convergencia entre las tasas de inflación nacional y la internacional. Cuando la tasa de inflación doméstica se mantiene significativamente más elevada que la internacional, se crea tensión sobre el mercado cambiario al potenciarse las salidas de capital y los bancos centrales suelen perder reservas internacionales.

Así, para Venezuela es fundamental continuar bajando la inflación para de esta manera recuperar el poder adquisitivo de las remuneraciones, bajar las tasas de interés y estimular la economía. Ese es el gran reto y es posible salir exitoso con el concurso de todos los sectores económicos.

 

@josegrasso

 



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