Emprendimiento, crecimiento y empleo
José Grasso Vecchio.- Los modelos que explican el crecimiento económico y por tanto el empleo, se basan en la acumulación del capital físico, la magnitud y capacitación de la fuerza de trabajo y la innovación técnica. Sin embargo, estudios más recientes han puesto de manifiesto una fuerza importante que tiene que ver con la capacidad de hacer cosas nuevas y a ello se refiere el emprendimiento, entendido éste como la destreza de crear negocios pequeños, al principio con poco capital e instalaciones modestas pero motivados por una idea para generar nuevos bienes y servicios. Las grandes empresas no surgen de la nada. El gigante tecnológico Hewlett Packard nació en un pequeño taller en California del esfuerzo de dos jóvenes recién graduados en ingeniería y a cuyos nombres se debe el de la empresa.
Según datos de 2016 de la Corporación Financiera Internacional adscrita al Banco Mundial, más de la mitad del empleo mundial lo generan las pequeñas y medianas empresas formales y en México de acuerdo a datos de 2023, las pequeñas y medianas empresas contribuyen con el 72% del empleo y el 52% de la generación del PIB. Estamos hablando de cifras considerables.
Para que el emprendimiento sea exitoso la idea debe convertirse en realidad y además sostenerse. Así, para que la idea surja y luego se materialice debe haber un contexto favorable para que los potenciales emprendedores puedan hacer y que los dejen hacer, eso es lo primero. Lo segundo, que haya un convencimiento acerca del valor social del emprendimiento y en tercer lugar que exista el financiamiento para el capital de trabajo para que los proyectos avancen. Las que ahora son empresas tecnológicas gigantescas arrancaron con una idea que encontró un ecosistema favorable con el capital financiero disponible y tras el fracaso de varias de ellas, las que sobrevivieron, pudieron crecer e instalarse en un mercado caracterizado por la competencia.
Hay que estar conscientes que la tasa de fracasos es elevada pero también lo es el surgimiento de nuevos emprendimientos cada vez que los creadores ven y aprecian una oportunidad.
De acuerdo con estudios académicos, en Venezuela existe una altísima capacidad para emprender, aunque también se documenta una considerable tasa de fracaso de los emprendimientos, aunque no mayor que la media de países con similares condiciones. En Venezuela se ha hecho más visible el emprendimiento y ello es una buena noticia.
Casi con seguridad, en el sector comercio y servicios, donde el gran empleador en Venezuela, son las pequeñas y medianas empresas se estima que generan más del 70% del empleo formal. Se han dado pasos importantes en el tema del financiamiento, aunque debe avanzarse más, tanto en lo bancario como en el mercado de valores. Ello resulta vital para que las ideas se transformen en proyectos y éstos en empresas y en empleo. Tenemos las condiciones para hacerlo, especialmente en las tecnologías de la información, servicios digitales, gastronomía, entre tantas otras actividades. En ese sentido, el rol de la educación técnica y universitaria es fundamental.
Para ser un emprendedor exitoso, es esencial formarse en áreas clave como la educación financiera, mercadeo y ventas, liderazgo, innovación, gestión del tiempo y resiliencia. Estas habilidades permiten tomar decisiones informadas, liderar equipos, adaptarse a cambios y enfrentar desafíos con confianza. La formación continua es fundamental para superar obstáculos y lograr el éxito empresarial.
El emprendimiento es clave para el desarrollo económico, ya que genera empleo, fomenta la innovación y mejora la competitividad. Además, contribuye a la diversificación económica y atrae inversiones que impulsan el crecimiento. Las nuevas empresas también mejoran la calidad de vida y promueven la inclusión social. Fomentar un entorno favorable para los emprendedores es esencial para una mejor economía que sea dinámica y resiliente.
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Abogado Universidad Católica Andrés Bello. Master en Derecho Comparado Southern Methodist University Dallas Texas; Advanced Management for Bankers Wharton School en Philadelphia. Inició su carrera bancaria en 1976, con más de 40 años de experiencia bancaria. Ha ocupado diversos cargos gerenciales y de dirección en importantes instituciones. Fundador y presidente ejecutivo de la Asociación Venezolana para el Síndrome de Down. Dictó clases de pregrado y postgrado en áreas de finanzas y banca en las principales Universidades del país.