Hispasat prevé ofrecer a partir del verano el servicio de wifi de calidad a los aviones que vuelan de Europa a América, con velocidades de 100 megabits por segundo, lo que posibilitará que los viajeros puedan empezar a realizar videollamadas durante los trayectos.
Este será uno de los servicios que ofrecerá el nuevo satélite que ha lanzado el 7 de febrero -el Amazonas Nexus-, que se pondrá en servicio a partir de «julio o agosto» y cuya área de cobertura se centra en América del Norte, el Corredor Atlántico y Latinoamérica, pero también servirá para los vuelos que salen de Europa, ha afirmado a EFE en una entrevista el consejero delegado de Hispasat, Miguel Ángel Panduro.
De momento, Hispasat proporcionará el servicio mayorista a Goog Inflight, un proveedor estadounidense de banda ancha en vuelo, que a su vez se lo ha vendido a las mayores compañías americanas, entre ellas Delta Airlines y American Airlines.
Este serviciopodría ser usado por compañías europeas como Iberia, Air Europa o Air France. De momento, no hay contratos suscritos con ellas. «Todavía no hay acuerdo, ni desacuerdo», apunta y añade: «estamos empezando a hablar sobre ello».
En la actualidad ya se puede usar wifi en los aviones, pero el acceso es limitado. Se puede mandar algún mensaje y poco más. «De lo que estamos hablando es de realizar un salto cualitativo, como por ejemplo realizar una videollamada en el avión«.
Hispasat puede ofrecer este servicio a través de un acuerdo directamente con operadores, o con las propias aerolíneas.
En julio de 2023, también espera ofrecer capacidades de comunicación encriptada al Departamento de Defensa americano, con el que se firmó en 2019 un contrato.
Conectividad en el Mediterráneo y el Caribe
En cuanto a la conectividad marítima, ha alcanzado un acuerdo con el proveedor de soluciones de conectividad y entretenimiento Anuvu para ofrecer servicio en el Mediterráneo y Caribe, según fuentes de la compañía.
Hispasat compró hace dos años el negocio de distribución de video a Telefónica en América y ahora se ha convertido en el mayor proveedor de servicios de video de Latinoamérica.
Los activos adquiridos se aglutinaron en una compañía en Perú, donde trabajan más de 40 personas. Están muy satisfechos con la marcha de un negocio que considera que es resiliente en Latinoamérica, donde la fibra no está tan extendida como en Europa.
El 89,68% de Hispasat es de Redeia, una sociedad que acaba de presentar resultados y que ha comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que el negocio satelital le ha otorgado un Ebitda en 2022 de 147,7 millones de euros, un 14,3% más que el año anterior.
Hispasat prevé continuar con su plan estratégico, tras un 2022 en el que se ha mostrado satisfecho y con un 2023 por delante que «es un año decisivo para la compañía«, todo ello en un momento disruptivo como el actual en el que cumplir con esos retos supone «mucho esfuerzo y tener un poquito de suerte», ha dicho el consejero delegado.
Afirma que Redeia está «muy satisfecha» con la adquisición de Hispasat y, sobre la posibilidad de que esta se deshaga del operador satelital, ha recordado que en diferentes ocasiones ya ha manifestado la compañía que «estaría abierta a considerar la entrada de otros accionistas, aunque no se cuestiona el seguir teniendo el control de Hispasat«. Esto «da una tranquilidad», ha apuntado.
Nos debemos hacer mirar
Sobre la polémica generada por el pago de las infraestructuras de telecomunicaciones y tras la consulta de la Comisión Europea, ha afirmado que como agente del sector cree que: «en Europa nos lo debemos hacer mirar».
Está bien poner al usuario en el centro, pero no es adecuado que haya más de 250 operadores compitiendo, cuando en EE. UU. hay tres, ha apostillado Panaduro.
«Esto es una anomalía que llega a frenar la inversión de los grandes operadores en Europa, lo que significa que vamos por delante de Estados Unidos en el despliegue de redes hoy, pero en el futuro esta circunstancia se puede poner en cuestión y en duda».
Cree que hay que hacer algo y «sería justo llegar a un equilibrio», al ser preguntado sobre si las grandes tecnológicas que requieren un gran uso de datos deberían de pagar por el uso estas infraestructuras.
Fuente: EFE