La economía mundial al borde de la estanflación

José Grasso VecchioJosé Grasso Vecchio.- La estanflación se define como la concurrencia de dos fenómenos económicos simultáneamente: alta inflación y caída de la actividad económica y aumento del desempleo. Se trata de una situación que ha sucedido pocas veces y suele generar dilemas en el uso de los instrumentos convencionales de política económica porque contener la inflación generalmente implica desacelerar el ritmo de la economía y estimularla puede acentuar las tensiones inflacionarias.

Después de los episodios de comienzo de los años ochenta del siglo pasado donde en Estados Unidos e Inglaterra, entre otros países, se observó la estanflación los bancos centrales se abocaron principalmente a derrotar la inflación, la cual había comenzado a escalar a partir de la subida de los precios internacionales del petróleo motivada por la Guerra del Yon Kipur de finales de 1973 y todas las perturbaciones en los mercados globales que siguieron con el abandono de la convertibilidad del dólar en oro y el consecuente abandono de los regímenes de tipo de cambio fijos, para comenzar de esa manera la flotación de las principales monedas respecto al dólar.

Lo cierto fue que en Estados Unidos y también en Europa donde en 1980 la inflación por primera vez en muchos años alcanzó los dos dígitos, los bancos centrales enfrentaron el problema del alza de precios acudiendo a la receta tradicional que antes les había funcionado, la restricción monetaria y la consecuente alza de las tasas de interés. Ello al costo de agravar la recesión que ya se venía observando en esas economías. De esta manera, las presiones inflacionarias comenzaron a ceder hasta volver alcanzar niveles de un dígito bajo a mediados de los años ochenta, y de esta manera la economía mundial entró en una nueva etapa de estabilidad de precios. Con la ventaja de la inflación baja, la demanda se recuperó y las economías retomaron su senda de crecimiento y un factor que ayudó fue que la deuda pública era relativamente baja. La victoria de los bancos centrales sobre la inflación fue rotunda.

A lo anterior se agregó el fuerte impulso de la globalización y la entrada con fuerza de China y otros países asiáticos al mercado global con manufacturas baratas lo que permitió crear un ambiente propicio a precios bajos y estables, salarios al alza y una actividad económica en expansión durante los noventa y las primeras dos décadas del siglo XXI, con la excepción de la crisis financiera de 2009.

Actualmente, aunque en otra magnitud, la economía global pareciera estar entrando en una fase de estanflación, básicamente en Estados Unidos y Europa, con sus efectos propagadores hacia otras latitudes. Así, en Estados Unidos la tasa de inflación de mayo de 2022 alcanzó a 8,6%, el mismo registro que obtuvo la Unión Europea en junio de este año. Ese número representa un alza significativa respecto a los niveles en torno al 2,5% que ambas regiones mantuvieron hasta el año 2021. Por su parte, la actividad económica en Estados Unidos mostró una caída de 1,3% en el primer trimestre de 2022 y en Europa sucede algo parecido al igual que en China donde la economía se está desacelerando.

Esta situación se ha exacerbado por el impacto que ha tenido la guerra en Ucrania, en particular sobre las cotizaciones de materias primas fundamentales tales como el petróleo, los fertilizantes, el trigo, el maíz entre otros productos. De esta manera, se hace mucho más compleja la gestión de la política monetaria y su efecto esperado sobre la inflación.

Los principales bancos centrales del mundo, liderados por la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo han acordado subidas de las tasas de interés para así elevar el costo del dinero, frenar el financiamiento y de esa manera procurar contener el alza de los precios. Ello indudablemente va a tener una incidencia en los niveles de desempleo. Uno de los resultados será el encarecimiento del crédito para los países y las empresas que requieran financiamiento externo y también esa situación de recesión podría llevar a una caída de los precios de las materias primas cuyas cotizaciones han estado aumentando recientemente. Los programas para reanimar la economía se van a tropezar con el considerable endeudamiento de los gobiernos, los cuales se incrementaron tras el masivo financiamiento para mitigar los efectos económicos y sociales de la pandemia. Los mercados financieros internacionales han estado convulsionados, la posibilidad de que un euro y un dólar valgan exactamente lo mismo, es un ejemplo más de lo que vemos. Hay muchas tareas pendientes, entre otras, debe asegurarse el suministro de alimentos y asistencia médica y financiera en especial a las zonas afectadas por la guerra, también deben reforzarse los sistemas de protección social y facilitar las importaciones y exportaciones para que no impacten adicionalmente los precios. Como vemos, la tarea para atacar la estanflación es compleja, sin embargo, el grave problema es gerenciable trabajando de manera coordinada y a tiempo.

@josegrasso

 



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