La economía estadounidense se contrajo a una tasa anualizada de 0,5% en el primer trimestre de 2025, según la tercera estimación publicada este jueves por la Oficina de Análisis Económico (BEA, por sus siglas en inglés). La revisión a la baja desde el -0,2% estimado previamente refleja un menor gasto del consumidor y una caída más pronunciada en las exportaciones.
Este retroceso contrasta con el crecimiento del 2,4% registrado en el último trimestre de 2024 y responde principalmente al aumento de las importaciones —que restan al cálculo del PIB— y a una disminución del gasto gubernamental. Aunque la inversión privada y el consumo personal mostraron avances, no fueron suficientes para compensar el deterioro en otros componentes.
Desde una perspectiva sectorial, el valor agregado real de las industrias productoras de bienes cayó 2,8%, mientras que los servicios retrocedieron 0,3%. El único segmento con crecimiento fue el sector público, con un alza del 2%.
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El índice de precios para compras internas brutas —una medida amplia de inflación— subió 3,4%, mientras que el índice de precios del gasto en consumo personal (PCE) aumentó 3,7%. Excluyendo alimentos y energía, el PCE subyacente se ubicó en 3,5%, ambos ligeramente por encima de las estimaciones previas.
En cuanto a las ganancias corporativas, las utilidades ajustadas por inventarios y depreciación cayeron en 90.600 millones de dólares, aunque esta cifra representa una revisión al alza de 27.500 millones respecto al cálculo anterior.
La caída del PIB y la persistencia inflacionaria plantean un dilema para la Reserva Federal, que deberá balancear su política monetaria entre el enfriamiento económico y la estabilidad de precios.