Las reservas de gas natural de Colombia han alcanzado su nivel más bajo desde 2007, lo que genera una creciente presión para que el país encuentre nuevos yacimientos y refuerce las importaciones, a fin de hacer frente a una escasez que se proyecta como un desafío a mediano plazo.
De acuerdo con la Agencia Nacional de Hidrocarburos, la reserva de gas natural cayó por tercer año consecutivo, situándose en 5,9 años de producción al cierre de 2024, frente a los 6,1 años registrados en 2023. En cuanto al crudo, Colombia contaba con 2.035 millones de barriles en reservas probadas, equivalentes a 7,2 años de producción, ligeramente por encima de la estimación previa de 7,1 años.
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Congelación de exploraciones y estrategia de importación
Desde el inicio de su mandato en 2022, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha mantenido la decisión de no otorgar nuevos permisos de exploración de combustibles fósiles, lo que ha llevado a Colombia a depender exclusivamente de los proyectos de perforación ya aprobados antes de su llegada al gobierno.
Se espera que los nuevos pozos en aguas del Caribe, que podrían impulsar el suministro interno, comiencen a producir gas recién en 2029. Sin embargo, ante la reducción de reservas y la necesidad de garantizar estabilidad energética, la estatal Ecopetrol S.A., junto con socios del sector privado, ha acelerado el desarrollo de infraestructura para importar gas natural licuado (GNL) a partir de 2026.
La reducción progresiva en las reservas de gas plantea desafíos estratégicos para Colombia, que enfrenta la necesidad de asegurar el abastecimiento, fortalecer su capacidad de generación energética y evitar posibles disrupciones en el mercado local.
Mientras el país equilibra su compromiso ambiental con la demanda de energía, la discusión sobre el futuro del sector se mantiene activa entre expertos y actores clave de la industria.
Con información de Bloomberg.