Retos de la Administración Tributaria Municipal en Venezuela
Camilo London.- En el mes de noviembre 2021 se eligieron autoridades municipales en Venezuela en un proceso eleccionario en 335 municipios del país. Esto supone para muchas de las entidades municipales, un proceso de renovación, en un contexto económico que prevé alguna recuperación para el año 2022.
Los municipios en razón de su autonomía y la merma de los recursos asignados en la distribución del Situado Constitucional, han tenido que recurrir a la fuente tributaria como medio fundamental para sostener su burocracia. Dentro de las funciones que la Constitución Nacional y la Ley Orgánica del Poder Público Nacional atribuyen a los alcaldes, está la de Administración Tributaria para la determinación y recaudación de los tributos que la Constitución les atribuye.
Muchos alcaldes enfrentarán la cruda realidad de encontrarse con un sustancial deterioro de las estructuras que conforman las Administraciones Tributarias de sus municipios, por un lado con un palpable rezago tecnológico, gerencial y quizás el más preocupante, la poca inversión durante los últimos años, en materia del reforzamiento de las competencias de los funcionarios que cumplen labores relativas a la gestión tributaria. Todo ello agravado por la pandemia del COVID 19.
Uno de los pilares esenciales de una gestión tributaria eficiente dentro de la Administración Tributaria municipal, que garantice los recursos tributarios para sostener su funcionamiento, es sin lugar a dudas, el talento humano.
Sin un personal capacitado, con mística, buenas remuneraciones y sobre todo, con un accionar apegado a las normas jurídicas que orientan la función pública en el área tributaria, no hay posibilidad de una gestión tributaria exitosa.
Por otra parte, es muy importante que se logre el equilibrio que permita cumplir con los objetivos de recaudación tributaria, sin asfixiar al sector formal de la economía. Con eficiencia, ampliando la base de contribución, sin apelar al improductivo y muy dañino aumento de alícuotas impositivas, que solo reducen a la larga la recaudación tributaria real, al incentivar la actividad informal, la evasión o la migración de contribuyentes.
Concuerdo con la tesis de que la fórmula no es aplicar tributos más altos a los pocos establecimientos formales que aún operan en los municipios, sino más bien, aplicar una tributación moderada a una mayor base de contribuyentes, con criterios de eficiencia y apego a la legalidad.
No hace falta inventar la rueda en esta materia, pero sí es necesario que quienes pretendan usar las herramientas ya diseñadas para mejorar la eficiencia de la gestión tributaria municipal, las apliquen de forma correcta, sin improvisar y sobre todo, sin cometer errores que los aparten del objetivo esencial de la mejora de los procesos.
En la medida que haya mayor eficiencia, honestidad y calidad del trabajo de la Administración Tributaria municipal, se propende al cumplimiento del principio de justicia tributaria. Lo cual solo es posible lograrlo con las debidas y suficientes competencias del personal que le conforma.
En la experiencia recabada en el campo de la docencia, la asesoría en esta materia y en especial en la planificación e instrumentación de programas de mejora y actualización de los cuadros gerenciales y operativos de administraciones tributarias municipales, podemos identificar tres áreas para el desarrollo de esas competencias: 1) Estructura y funcionamiento de la Administración Tributaria Municipal, 2) Procedimientos tributarios para la determinación, fiscalización y recaudación de tributos y 3) Calidad del servicio que presta la Administración Tributaria municipal a los ciudadanos.
Todo funcionario de la Administración Tributaria municipal debe conocer el conjunto de normas que rigen los procedimientos que estos deben ejecutar, para garantizar la idoneidad de los resultados de las tareas que le sean encomendadas, y sobre todo para el manejo eficiente de los recursos de los que dispone la municipalidad para el logro de sus fines en esta área.
Debe así mismo, enfocarse en la prestación de servicios de calidad, para atender al cliente que no es otro que el ciudadano. Postura que caracteriza a las Administraciones Tributarias que amparan su actividad en la consideración del derecho del ciudadano y el cumplimiento voluntario de las obligaciones tributarias.
El inicio de procedimientos que desatienden el Derecho Tributario, actuaciones que podrán ser revertidas por su precariedad legal, acciones abusivas o excesivas que solo debilitan a la fuente generadora de los tributos, propiciando la corrupción y abuso de poder, solo atentan contra el objetivo de la eficiencia administrativa y dilapidan los recursos escasos de que disponen hoy las administraciones municipales. Lejos de fomentar el cumplimiento voluntario de las obligaciones tributarias, estas desviaciones terminan afectando, no solo a la estructura municipal, sino al ciudadano en general.
Además de la formación del personal, que es una tarea prioritaria para lograr una transformación y consolidación de una Administración Tributaria Municipal eficiente, hará falta una moderna plataforma con sustento en tecnologías de la información y comunicación (TIC), una adecuación del ordenamiento jurídico tributario del municipio y una ágil gerencia con capacidad de impulsar el cambio y la mejora de los procesos bajo su conducción.
No es sencillo, es un proceso complejo que exige dedicación y una pertinente competencia, pero hay suficientes recursos, experiencia y profesionales en el país, con capacidad para orientar el cambio que exige una Administración Tributaria municipal, capaz de asumir los retos que impone un nuevo modelo de gestión que se comprometa con hacer las cosas bien, empezando por hacerlas mejor.
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Licenciado en Administración Comercial egresado de la Universidad de Carabobo, con especialización en finanzas y gestión de tributos, consultor empresarial, conferencista y editor del Blog GERENCIA Y TRIBUTOS (gerenciaytributos.blogspot.com)