Sanciones castigan a inocentes por faltas que no cometieron

Víctor ÁlvarezVíctor Álvarez R.- En esta nueva entrega de la serie Diez Conversaciones Estelares con Diez Líderes Empresariales hemos invitado a Roberto Rimeris, Presidente de Trajes RORI y de la Cámara Venezolana de la Industria del Vestido (Cavediv). Con el conversaremos sobre los problemas financieros y comerciales causados por la sobreaplicación de las sanciones a la empresa privada.

Las sanciones económicas con las que Donald Trump buscó asfixiar financieramente al gobierno de Maduro, finalmente no sirvieron para forzar un cambio de gobierno y su prolongación está afectando a las empresas privadas venezolanas y a poderosos intereses estadounidenses.

  • Compañías petroleras como Chevron fueron obligadas a interrumpir sus operaciones en Venezuela, lo cual les ha causado pérdidas millonarias.
  • Los inversionistas que compraron bonos de PDVSA no han podido cobrar un solo centavo.
  • Proveedores estadounidenses que vendían repuestos y equipos a Corpoelec, Hidroven, PDVSA Gas y CANTV no pueden exportar sus productos a Venezuela.

Todos estos intereses afectados hacen lobby ante la OFAC, el Departamento del Tesoro y otras instancias de la administración Biden para que flexibilicen las sanciones económicas y puedan recuperar sus negocios en Venezuela.

EEUU piensa y actúa en función de sus intereses nacionales y la flexibilización de las sanciones hay que analizarla bajo esa lógica. La Administración Biden necesita sustituir el petróleo ruso por crudos venezolanos para frenar el alza de los precios en los combustibles y evitar el costo político-electoral en los comicios de noviembre.

Para evitar los efectos colaterales que causa la sobreaplicación de las sanciones económicas, la Casa Blanca tendría que concentrarse en las sanciones personales. Hay que segmentar muy bien qué sanciones son necesarias mantener para que los culpables de delitos sigan siendo castigados, diferenciados y separados.

Para sustituir los proveedores estadounidenses y europeos que se vieron obligados a abandonar sus negocios en Venezuela debido a las sanciones, el gobierno abre el mercado interno a toda clase de importaciones sin arancel. Los espacios vacíos los están llenando empresas de otros países rivales de EEUU. Así, el aparato productivo nacional está sometido a una competencia extranjera que corre con ventaja porque no cumple con las regulaciones sanitarias, ambientales ni laborales; que no paga aranceles ni impuestos; que importa con un dólar barato. La agricultura e industria están siendo perjudicadas por una competencia desigual y desleal.

Vea la conversación completa con Roberto Rimeris en el nuevo video de  PedagogíaEconómica 

 

@victoralvarezr

 



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