Una economía mundial con tasas de interés bajas 

José Grasso VecchioJosé Grasso Vecchio.- Tras una lucha de dos años, durante los cuales los bancos centrales de las economías más desarrolladas tuvieron que enfrentar un brote inflacionario derivado de los efectos de la pandemia de Covid19 sobre las cadenas de suministros y el aumento de los precios de la energía luego de la invasión a Ucrania, finalmente las autoridades monetarias lograron vencer la inflación usando para ello lo que siempre ha funcionado, una política monetaria astringente, ayudada esta vez por lo transitorio de los incrementos de los precios del petróleo y el gas y la rapidez con la cual volvió la normalidad en la cadena de valor de las economías. Con tasas de inflación acercándose a la meta establecida por los bancos centrales, llegó la hora de dar un giro en la política monetaria.

De esta manera, a lo largo de 2024 los bancos centrales de EEUU, la Unión Europea entre otros países han venido recortando las tasas de interés y ubicándolas en lo que se llama la tasa de interés neutra, es decir aquella tasa que no genera presiones inflacionarias ni sobre estimula la economía. Esa labor de filigrana es la que ha estado ejecutando la Reserva Federal, que en su reunión del 7 de noviembre redujo de nuevo la tasa de interés en 0,25%, con lo cual tasas de política monetaria se situó un promedio de 4,6%, desde 5,3% de hace un año. Lo mismo hizo el Banco de Inglaterra quien las redujo hasta un 4,75% una vez que en septiembre la tasa de inflación se ubicó en 1,7%. Similar política ha sido seguida por el Banco Central Europeo, con la diferencia que en los países que la integran la actividad económica se mantiene muy floja.

Los recortes de las tasas de interés en estas circunstancias tienen un conjunto de ventajas. En primer lugar, abaratan el crédito y con ello se estimula la demanda de aquellos bines y servicios sensibles al finánciamelo, tales como el crédito hipotecario y al consumo de bienes durables. En segundo lugar, para los países con altos niveles de deuda como EEUU, por ejemplo, se reduce el pago por el servicio de la misma, lo que constituye un alivio para el fisco y así se abriría espacio para que se pueda ejecutar una política fiscal más activa o que se reduzca el endeudamiento. En tercer lugar, al disminuir las tasas de interés, para los países que necesitan y requieren financiamiento externo, mejora el acceso al crédito internacional al tiempo que reduce los pagos de la deuda contratada a tasas de interés variable. Finalmente, para el caso de EEUU, la reducción de las tasas pudiese implicar un relativo debilitamiento del dólar que se ha venido fortaleciendo contra una variedad de monedas.

De esta manera, la economía mundial entraría en una nueva etapa, similar a la que existió antes de la pandemia con financiamiento barato y liquidez abundante, ambos elementos importantes para un crecimiento sólidos de las economías. Y justamente allí reside actualmente la principal preocupación de las autoridades financieras locales e internacionales.

En este orden de ideas, ya China ha dado pasos importantes al lanzar un significativo programa de estímulo fiscal y para sanear las finanzas provinciales, en vista de que la demanda externa por sus exportaciones está experimentando una declinación importante por los aumentos de los aranceles por parte de varios países y el riesgo que éstos sigan incrementándose lo que implicaría un encarecimiento de los productos chinos en el resto del mundo.

 

@josegrasso

 



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