Venezuela tiene que crecer
José Grasso Vecchio.- Con la inflación disminuyendo a un estimado en el entorno del 50% para finales de 2024, con un tipo de cambio estable, sin grandes presiones sobre la demanda de divisas y con un sector petrolero en recuperación, uno de los objetivos a corto y mediano plazo es que la economía recupere terreno y crezca de manera sostenida.
La industria petrolera ha tenido a su favor dos hechos. En primer lugar, las licencias que han permitido aumentar la extracción de hidrocarburos y en segundo término los altos precios del petróleo, y ambos han permitido aumentar los ingresos fiscales petroleros y la posición externa.
El sector petrolero es fundamental para el reimpulso de la economía, pero es insuficiente. Su contribución al PIB debe rondar el 15% a lo cual hay que sumar la incidencia indirecta de la industria de los hidrocarburos sobre la actividad no petrolera. Ésta requiere el diseño de un conjunto de políticas y señales que permitan incrementar las capacidades utilizadas en vista del elevado porcentaje no utilizado de tales capacidades.
A corto plazo, las políticas de estímulo a la demanda son las que probablemente mueven la economía y en el mediano plazo la inversión, la innovación tecnológica, el marco institucional entre otras. Así, el principal componente de la demanda agregada es el consumo, que representa 65% del PIB y para que éste aumente es fundamental el aumento del poder adquisitivo de las remuneraciones, principalmente del sector público, por cuanto en el privado los salarios y otras compensaciones laborales han venido subiendo de forma sostenida. Igualmente, hace falta un programa de pequeñas obras de infraestructura para generar empleos rápido de baja calificación que es donde está el principal problema.
Esto lleva a un segundo elemento, el financiamiento. Venezuela enfrenta un grave problema de falta de acceso al crédito externo y en la práctica el mercado financiero internacional está cerrado, menos los eventuales acuerdos con bancos públicos de países que mantienen altos superávits, como las naciones árabes y China. Ese financiamiento hay que buscarlo. Pero también internamente hay que soltar el crédito y para ello debe haber una política definida para rebajar gradualmente el encaje bancario para liberar recursos ahora congelados como reservas en manos de los bancos. También se debe permitir el uso de los fondos captados por la banca en dólares para ser prestados en dólares, con la debida supervisión del ente regulador. Esas dos medidas abrirán líneas de financiamiento a sectores pequeños y medianos que actualmente no pueden expandirse.
Venezuela requiere crear más empresas, modernas y competitivas. El actual parque industrial y de servicios luce pequeño para el desafío de crecer a un ritmo de 7% interanual para así en una década volver al ingreso por habitante de 2012. Hay con qué, pero el diseño de políticas de mediano plazo es fundamental.
Un escenario más auspicioso es que si las sanciones se levantan totalmente o también ayudaría a agilizar la autorización de las licencias particulares. La cartera de créditos por su parte ha venido creciendo y recordemos que los préstamos no solo se mueven simultáneamente al PIB, sino que el crédito es muy sensible a las variaciones de la actividad económica, por lo que cuando el PIB se incrementa lo hace más que proporcionalmente. Para terminar, debemos dedicarnos a aquellas tareas que nos permitan un crecimiento a tasas importantes, hacer a nuestra estructura productiva más compleja e innovadora y también incrementar las exportaciones en volumen y en oferta diversificada.
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Abogado Universidad Católica Andrés Bello. Master en Derecho Comparado Southern Methodist University Dallas Texas; Advanced Management for Bankers Wharton School en Philadelphia. Inició su carrera bancaria en 1976, con más de 40 años de experiencia bancaria. Ha ocupado diversos cargos gerenciales y de dirección en importantes instituciones. Fundador y presidente ejecutivo de la Asociación Venezolana para el Síndrome de Down. Dictó clases de pregrado y postgrado en áreas de finanzas y banca en las principales Universidades del país.