Venezuela y su Deuda, la Independencia (I/IV)

Gilberto A. MorilloGilberto A. Morillo.- Un tema de suma importancia para que Venezuela se reinserte en los mercados financieros y tenga acceso al crédito, es la resolución de su deuda pública. Actualmente varios estudiosos están analizando el tema y algunos comienzan a plantear ideas y caminos para solucionar esta compleja cuestión.

En lo personal comencé a estudiar el tema de la deuda pública en los años ochenta durante mi estadía en la Universidad de Pittsburgh como «Heinz Fellow». Propuestas para el manejo de esta deuda conformaron mi tesis final. En ese tiempo el gobierno de Jaime Lusinchi trataba de reestructurar las obligaciones externas de Venezuela, tanto las públicas como las privadas. Posteriormente Pdvsa me envió a reuniones del grupo que negociaba un nuevo refinanciamiento ya durante los inicios de la segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez. Pdvsa no tenía deuda alguna y mi tarea era iniciar un programa de financiamiento de inversiones para recuperar la producción petrolera, lo cual se logró a finales de los noventa al alcanzar nuestra empresa los 3,4 millones de barriles por día.

Como parte de ese programa desarrollé los primeros programas de financiamiento con Agencias de Crédito a la Exportación de Europa y Norteamérica. Estos programas facilitaron la importación de insumos para aumentar la producción arriba mencionada. Posteriormente, en apoyo al Ministerio de Finanzas, coordiné la emisión del primer bono en Euros de la República y de Latinoamérica. Hasta cuando tuve responsabilidades en el área crediticia, finales de los 90´s las deudas de la República y de Pdvsa se mantuvieron en niveles muy moderados y manejables. A continuación, describo como pasamos de una situación financiera muy sana al estado de precariedad actual.

La historia de la deuda se remonta a los inicios mismos del país. Los independentistas se endeudaron prometiendo pagar cuando se ganara la guerra y los nuevos países tuvieran sus ingresos fiscales para cumplir con los compromisos contraídos. Estos procesos fueron bastante desordenados tal vez como una señal de lo irregular que sería el manejo de la deuda pública en años venideros en la mayoría de las convulsionadas repúblicas latinoamericanas.

Luego de los vaivenes en la suerte de los independentistas desde 1810, para el año 1817 se logra establecer un gobierno más o menos estable en la provincia de Guayana, sobre todo gracias a los éxitos militares de Manuel Piar. Hasta esos momentos la guerra se financiaba con las fortunas personales de algunos mantuanos como Bolívar, Mariño, y otros. También se recurrió a confiscaciones de propiedades a realistas. Otros fondos vinieron de ayudas extranjeras como las que se recibieron del gobierno de Haití y otros donantes presumiblemente ingleses y estadounidenses. Al establecerse el gobierno en Angostura, se decide acudir al crédito internacional. En 1818 Venezuela envía a Luis López Méndez a Londres, uno de los centros financieros más importantes de Europa para que negocie empréstitos con la promesa de futuros pagos cuando se haya logrado la independencia. Estos fondos servirían para comprar pertrechos militares. Vale destacar que el riesgo de que estas deudas no fueran pagadas era altísimo ya que esos pagos solo llegarían al lograrse la independencia. Eso hacía, dentro de la lógica crediticia de riesgo y rendimiento, que las tasas de interés fueran bastante elevadas.

En 1819, luego del triunfo de los independentistas en Boyacá, se conforma la República de Colombia que incluía Venezuela, Nueva Granada y Quito. El nuevo gobierno envía a Londres a Francisco Antonio Zea, vicepresidente del país, a negociar créditos para la compra de los pertrechos ya mencionados. Los realistas aún controlaban muchos territorios de Colombia y urgían desalojarles de ellos para consolidar la independencia. Zea debía sustituir José María Real que había sido enviado por los independentistas de la Nueva Granada a la búsqueda d recursos y a Luis López Méndez, que como se mencionó había sido enviado por Venezuela con el mismo fin, antes de creación de Colombia.

Zea le ordenó a Real y a López Méndez que cesaran los contactos y regresaran a América. López Méndez desobedeció y continuó negociando créditos. El 27 de febrero de 1821, López firmó un desventajoso contrato con James Mackintosh para la provisión de buques, armamento, vestuario y equipos militares para 10.000 individuos de tropa. La factura ascendió a 186.475 libras esterlinas, López M. pagó con vales (debentures), que el vendedor recibió con el 60% de descuento. Se fijó en 15 libras el precio de cada vestuario con su equipo correspondiente.

Cuando los materiales bélicos llegaron a Cartagena, en abril de 1822 el Vicepresidente Francisco de Paula Santander se negó a recibirlos por el sobreprecio que tenían. Entonces, se presentó en Bogotá un Sr. Marshall, apoderado de Mackintosh y propuso al gobierno recibir el equipo a un precio tasado por peritos. Pero Mackintosh desaprobó la transacción. Simón Bolívar, requerido de recursos bélicos, aceptó el ruinoso e ilegítimo contrato López-Mackintosh. También fue enviado a Londres el Ministro José López Revenga, a tratar de llegar a un acuerdo más aceptable con Mckintosh. Al no lograrlo, el inglés logró que las autoridades apresaran arbitrariamente a López Revenga.

López Méndez fue el primero en negociar uno de los tantos arreglos onerosos que plagaron las finanzas de las repúblicas latinoamericanas. Adicionalmente Zea, que fue autorizado solamente a contratar un empréstito por el máximo de 5 millones de libras, pero el congreso lo destituyó por dudas acerca de su capacidad para lograr arreglos adecuados. La notificación no llegó a tiempo y además Zea se extralimita en sus funciones y asumió el rol de negociador de dudosas obligaciones de Colombia y comenzó a entregar vales por esas obligaciones cuando esos instrumentos eran solo para los nuevos empréstitos. Además, Zea, el 13 de marzo de 1822, negoció con Charles Herring, William Graham y John Ditto Powles un nuevo crédito por 2 millones de libras, con el 20% de descuento y el interés del 6%. También se extralimita al reconocer los vales entregados anteriormente sin haber recogido los vales de la onerosa deuda con Mackintosh.

En 1823 el congreso de Colombia desconoció las actuaciones de López Méndez y de Zea, porque ambos habían sido destituidos antes de contratar las obligaciones. Como la urgencia fiscal se mantenía el Congreso aprobó que se gestionara un préstamo por 30 millones de pesos. Pero primero se requería llegar a un arreglo con los acreedores. Se nombra Manuel José Hurtado como ministro plenipotenciario para tratar de regularizar dicha situación crediticia de Colombia. En 1824 logra un canje de vales con Herring, Graham y Powles y al año siguiente con Mackintosh, de manera que fueron reconocidas deudas e intereses, aunque otra vez más en condiciones muy desfavorables. Este fue el primer refinanciamiento de la deuda pública externa de Venezuela.

El congreso había nombrado una comisión paralela para contratar un nuevo préstamo. Estaba conformada por Manuel Arrublas y Francisco Montoya. En 1824 negociaron una gestión de préstamo con los banqueros de inversión Goldschmidt y Cía de Londres por 4.750.000 libras al equivalente de 5 pesos por libra esterlina. En Colombia se consideró que el préstamo era oneroso, pero eventualmente se reconoció. En 1826 la República se encuentra de nuevo en una situación financiera difícil por los gastos de la guerra, la baja recaudación de impuestos y por la quiebra de Goldschmidt que no había desembolsado todos los recursos gestionados bajo su contrato de financiamiento.

 

@gamorillo

 


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