Venezuela y su Deuda. Renegociación Urgente (V/V)
Gilberto A. Morillo.- En 1990 se pensaba que finalmente Venezuela se encaminaba por una ruta de verdadera prosperidad. Se había renegociado la deuda externa con plazos de pago de hasta 30 años, se había liberalizado la economía, se estaba aligerando al Estado con un plan de privatizaciones. La economía crecía, se levantó el control de cambios que entorpecía los procesos productivos y era fuente de corrupción.
También se comenzó a gestar un plan para que vinieran inversionistas privados al área petrolera (La Apertura) y así apuntalar el crecimiento de la producción petrolera. Ésta ya había comenzado su recuperación desde los mínimos de 1985.
Pero en forma subterránea ciertas fuerzas retrógradas, ancladas en anacronismos ideológicos miraban con desdén este proceso liberalizador. Comenzando en febrero de 1992 con la intentona golpista se abre un periodo de inestabilidad política que amenaza con dar al traste con el empuje económico.
Luego de vaivenes políticos que interrumpen el periodo presidencial de Carlos Andrés Pérez sobreviene la crisis bancaria, era 1994. La desconfianza en la moneda se renueva y se vuelve a instaurar el control de cambios. El pago de la deuda externa se mantiene al día. Los ingresos petroleros aumentan al incrementarse la producción de petróleo, pero moderadamente porque los precios del petróleo descendían. Para 1998 se alcanzaron los 3,3 millones de bpd pero había crudos que se vendían por alrededor de $ 8 el barril. Luego hacia 1999 la demanda china empieza a empujar los precios al alza.
No mucho ocurrió en esos años respecto a la deuda. En 1997 se intercambiaron algunos Bonos Brady del refinanciamiento de 1990 y que vencían en 2020 por Bonos Globales (mercadeables en varios mercados del mundo) con vencimiento en 2027. Básicamente el monto de la deuda de Venezuela se mantenía alrededor de los $ 25 millardos. Un monto muy manejable para el tamaño de la economía y el nivel de ingresos por exportaciones.
En 1999 comienza una nueva administración en el país. En el año 2000 el gobierno hace dos emisiones de bonos en Euros. Fueron las primeras emisiones a nivel mundial en esa nueva moneda. Una misión se usó para pagar la compra del avión presidencial marca Airbus. La otra de € 500 MM fue usada para diversos proyectos. Por su lado Pdvsa hizo algunas emisiones de bonos con varios fines como apuntalar la producción y financiar proyectos de la faja.
Los ingresos del país iban en aumento a medida que subían los precios del petróleo. A pesar de estos incrementos el gobierno decide iniciar un programa de endeudamiento por parte del Estado a fin de potenciar programas sociales que le brindaran apoyo político. También empezó a estatizar empresas como la Electricidad de Caracas, Cantv, Sivensa, Sidor, contratistas petroleras y muchas más.
Inicialmente, gracias a los crecientes ingresos petroleros y al también creciente endeudamiento, se les pagaba rápidamente a los dueños de las empresas estatizadas. Más tarde estos pagos se dificultaron y se generaron reclamos que traerán serias consecuencias. Hacia 2011 el gobierno comienza a endeudar a Pdvsa para aumentar aún más sus ingresos y usarlos tanto para una generosa política de donaciones internacionales como para mantener subsidios internos que ya lucían insostenibles.
Para 2014 la deuda de Pdvsa, incluida la de Citgo, estaba cercana a los $ 50 millardos ($ 8 millardos en 2003). El Estado acumulaba más de $ 40 millardos en deuda financiera. También tenía obligaciones por estatizaciones no pagadas, deudas con proveedores, deudas con el China, Rusia y otros.
El gobierno decide emprender un programa de pago de deudas para tratar de reducir las obligaciones. Pero la producción petrolera venía disminuyendo como consecuencia de la salida en 2003 de miles de trabajadores conocedores de la operación. Para 2016 la producción de petróleo es 2,6 millones de bpd y en 2017 llega a 1,9 millones de bpd.
Los mermados ingresos no le permiten al país seguir pagando la deuda. Con la cesación de pagos, se van acumulando demandas de múltiples acreedores. A esta situación se suma la entrada de sanciones de los EEUU que impiden hacer un proceso de refinanciación al no poder operar dentro del sistema financiero de ese país, virtualmente el sistema que rige las finanzas mundiales.
A través de los años se van sumando más contratistas y suplidores a los litigios. En base a los acuerdos internacionales de los que Venezuela formaba parte los acreedores podían recurrir a arbitrajes y eso hicieron muchos además de las múltiples demandas ante tribunales. Los procesos legales son lentos pero avanzan paulatinamente en las cortes de diversos países.
En 2020, y debido a la pandemia, la producción petrolera promedia en el año solo algo más de 500 mil bpd y los precios del crudo bajan a $ 60 por barril. La economía venezolana se redujo en 7 años en un 70 %, algo inédito a nivel mundial. La deuda del Estado y Pdvsa se estima en $ 160 millardos. Ahora las obligaciones son mayores que la economía que está en unos $ 90 millardos.
Además de las sanciones, los múltiples litigios que llevan a cabo los acreedores impiden a Venezuela o cualquier empresa pública operar en los mercados internacionales. Venezuela se convierte en uno de los países más aislados del mundo.
En esta situación el país no puede avanzar. Es indispensable llegar acuerdos con los acreedores para que el país pueda operar en el sistema financiero internacional. Técnicamente resolver el tema de las obligaciones del país es particularmente complejo y distinto a las negociaciones recientes de otros países como Ecuador y Argentina para mencionar países de Latinoamérica.
La deuda venezolana contiene acreedores muy diversos, lo cual puede dificultar la aceptación de un mismo arreglo para todos. Por ejemplo, los suplidores de bienes y servicios en general tienen obligaciones de corto plazo mientras muchos acreedores financieros tienen reclamos de mediano y largo plazo. Muchos de los que reclaman deudas por expropiaciones demandan pagos expeditos. Por otro lado, varios acreedores tienen sentencias judiciales que refuerzan sus reclamos. Todo esto habrá que armonizarlo probablemente con un menú de opciones de pago basadas en títulos de diferentes características y valores de mercado.
En el menú de opciones de pago habrá que incluir facilidades de inversión en Venezuela para rebajar deudas, ya sean concesiones petroleras o entrega de empresas del estado. Como hay 2 deudores, Pdvsa y la República, lo más conveniente es que se unifiquen las acreencias y sea el Estado el que cubra toda la deuda. Pdvsa deberá de apoyar estos pagos maximizando los pagos de impuestos y dividendos al Estado y limitando su endeudamiento.
Un elemento esencial a determinar es cuánto puede pagar el Estado. Resulta evidente que sólo podrá cumplir con una porción de lo adeudado y el resto tendrá que ser ajustado. Para determinar la capacidad de pago será necesario que un ente neutral como el Fondo Monetario Internacional haga una evaluación de la economía en su estado actual y futuro. De esa evaluación se desprenderá el monto a pagar.
Basado en otras refinanciaciones efectuadas, el proceso de renegociación puede tomar alrededor de año y medio. Es indispensable, como se mencionó arriba, que se efectúe esta refinanciación lo más pronto posible para que Venezuela regrese a los mercados financieros y comerciales y retome el camino del crecimiento económico sostenido.
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Consultor independiente, (2006 & Presente). Gerente de Tesorería y Planificación, (CANTV Teléfonos Nacionales) (2003-2006). Gerente de Planificación Financiera, Petróleos de Venezuela (1988-2003).
Diplomado Transiciones Energéticas en América Latina, Universidad EAN, Bogotá 2022. Economías Latinoamericanas (Fellowship), Univ. de Pittsburgh, Pennsylvania, EEUU, 1987. Maestría en Administración de Empresas, Universidad Católica Andrés Bello, Caracas, 1989. Ingeniería Mecánica, Universidad Simón Bolívar, Caracas 1981.