Crédito motor del desarrollo
José Grasso Vecchio.- La actividad crediticia es fundamental para lograr expansión y crecimiento sostenido de la economía, en cualquier parte del mundo.
La cartera crediticia venezolana creció en los primeros meses del 2023 en 376%, principalmente por créditos dirigidos a la producción, a la agroindustria (maíz blanco, amarillo, arroz y leguminosas), también créditos dirigidos a la industria en general y al sector farmacéutico y de alimentos.
La banca debe dirigir los créditos agrícolas obligatorios (Cartera Productiva Única Nacional) a la agroalimentación en un porcentaje no menor del 25% de la cartera únicamente en los rubros aprobados para esos recursos. Los rubros antes señalados son fundamentales para la dieta del venezolano y sin duda las instituciones financieras han atendido de manera adecuada este sector y el mercado se ha visto abastecido en los últimos años.
Otros créditos de interés han sido dirigidos al microcréditos (personas jurídicas con menos de 10 trabajadores) y créditos a emprendedores para cuyos efectos los interesados deben registrarse en el registro único de emprendedores en: www.emprenderjuntos.gob.ve y luego acudir al banco de su preferencia.
Al desglosar la cartera crediticia los rubros más importantes se concentran en créditos comerciales y créditos agrícolas. Es de señalar que dentro de la variada gama de créditos comerciales existen muchos créditos dedicados a la producción y alimentación. Un área de desarrollo fundamental es el microcrédito y el emprendimiento, en cuyo sector se tiene una capacidad empleadora importante y dinamizadora de la actividad económica. El potencial de las Pymes es muy grande para impulsar al desarrollo y por ello debe ayudarse.
Un punto de especial interés que debemos resaltar en Venezuela es la calidad de la cartera de crédito ya que la morosidad se mantiene en niveles de 3%, los más bajos históricos y las provisiones representan más del 200% de los créditos con problemas. Revisando estás cifras nos queda claro que la actividad crediticia es un riesgo debidamente gerenciado por la banca venezolana. Además nos revela la capacidad de pago y voluntad de cumplir sus obligaciones tanto de empresas como de las personas naturales. En adición la supervisión bancaria pone mucho énfasis en el seguimiento de las carteras crediticias y las normativas para controlar el riesgo del sector están adecuadas a los mejores estándares internacionales.
En efecto los indicadores de calidad de crédito y provisiones se mantienen en excelentes porcentajes históricos y como he señalado son muy buenos al compararlos a nivel internacional.
En líneas generales los resultados de la banca y sus indicadores son positivos y reflejan un sistema financiero que funciona de manera adecuada y mantienen un fortalecimiento en sus balances. La intermediación crediticia que no es otra cosa sino la relación, entre los depósitos y los créditos pasó de 21% a superar el 27%. Esto indica que si bien todavía tenemos una intermediación baja que se debe seguir incrementando, ha habido mejoras que destacar. En síntesis la banca venezolana muestra al cierre de diciembre de 2022 y al cierre del primer trimestre de 2023 resultados positivos en sus principales variables e indicadores financieros al compararse con los mismos periodos del año anterior (crecimiento importante de las captaciones del público, del crédito y del patrimonio).
Resulta fundamental incentivar el crédito bancario, el cual potenciaría el financiamiento de los programas de apoyo a la pequeña y mediana industria.
Sigo insistiendo, que deben realizarse mesas técnicas de trabajo con especialistas en el área económica y crediticia, representantes de la banca pública y privada y representación de las autoridades al más alto nivel para incentivar la actividad crediticia dirigida al sector productivo y a la atención de las necesidades de las personas y sus familias, y que no se tenga ningún incentivo para créditos a la especulación.
Debe verse también todas las modificaciones de tipo legal que deban realizarse para el rescate de los créditos a sectores de interés como el de vehículos, hipotecario y crédito al consumo. Imaginamos por un instante para dar solo un ejemplo, la necesidad de crédito dirigido al transporte público, al transporte de alimentos en general y a las necesidades de transporte de la familia ya que, el sector automotor también requiere renovación de flota para asegurar un transporte de calidad.
La sostenibilidad de un sistema robusto de crédito, depende de la recuperación de los préstamos otorgados, por ello además de todas las recomendaciones que hemos dado, debe fortalecerse todo el aparato legal para contribuir a ello. Se debe buscar, abrir espacios al financiamiento a las pequeñas y medianas empresas que tienen más dificultades para financiarse localmente y menos aún en el exterior. Todos abogamos por una expansión económica, más empleo y mejores salarios y para ello es esencial el crédito como motor de desarrollo.
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Abogado Universidad Católica Andrés Bello. Master en Derecho Comparado Southern Methodist University Dallas Texas; Advanced Management for Bankers Wharton School en Philadelphia. Inició su carrera bancaria en 1976, con más de 40 años de experiencia bancaria. Ha ocupado diversos cargos gerenciales y de dirección en importantes instituciones. Fundador y presidente ejecutivo de la Asociación Venezolana para el Síndrome de Down. Dictó clases de pregrado y postgrado en áreas de finanzas y banca en las principales Universidades del país.