La política Monetaria de los Bancos Centrales

José Grasso VecchioJosé Grasso Vecchio.- En la reunión del 25 y 26 de agosto sobre política monetaria convocada por la Reserva Federal de Kansas City, que anualmente tiene lugar en Jackson Hole, estado de Wyoming en Estados Unidos, los presidentes de la Reserva Federal (Jerome Powell) y del Banco Central Europeo (Cristine Lagarde), dejaron claro que en esta coyuntura la prioridad de los bancos centrales tiene que ser bajar la inflación hasta la meta de 2% anual.

En consecuencia, no se descarta que en las próximas reuniones los bancos centrales de EEUU y la Unión Europea puedan subir nuevamente las tasas de interés, no obstante que la tasa de inflación ha venido disminuyendo de manera significativa, especialmente en EEUU sin todavía provocar un proceso recesivo, a diferencia de Europa donde la inflación ha tardado más en reaccionar al alza de las tasas mientras que la economía está estancada y en Alemania hay recesión.

Los bancos centrales suelen enfrentar un dilema entre detener la inflación y estimular la economía cuando ésta se encuentra en un ciclo recesivo. Esa tarea no es nada fácil. Así, por ejemplo, durante la crisis de la Covid19, en medio de una contracción de la actividad económica e incremento del desempleo, los bancos centrales no vacilaron en acompañar la expansión fiscal que los gobiernos llevaron a cabo. En ese sentido, las autoridades fiscales y monetarias de EEUU actuaron con mayor rapidez y determinación que en la Unión Europea, y la economía se recuperó más rápido y la inflación ha sido menor.

Sin embargo, habiendo la tasa de inflación en EEUU alcanzado el 3% la Reserva Federal considera que hay que apretar más hasta alcanzar el 2%. El problema reside en este caso en que hay factores que antes ayudaron a bajar la inflación como lo fue la caída del precio del petróleo y actualmente está subiendo. Igual y contradictoriamente, las subidas de la tasa de interés ha encarecido los costos de las hipotecas y por tanto en ese sector ha jugado a favor del aumento de precios.

En el caso de Europa, la situación es más difícil por cuanto su elevada dependencia del petróleo y el gas importado, sin duda presiona la tasa de inflación más que en EEUU.

Lo que debe quedar claro es que los bancos centrales americano y europeo están comprometidos con lograr la meta de inflación establecida. Esto es fundamental para volver a ganar credibilidad. Que ello sea a costo de enfriar más la economía y eventualmente caer en recesión, ello no pareciera ser el caso que más los preocupe. Porque tal cual como lo afirmó Jerome Powell, cuando la inflación permanece elevada durante mucho tiempo, ésta tiende a perpetuarse y se hace más difícil erradicarla.

Para los países cuyas economías giran en torno al dólar y al euro, ello podría implicar costos de financiamiento más elevado y eventuales salidas de capitales en busca de mayores retornos.

 

@josegrasso

 



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