El compromiso sostenible debe ser más de hechos y menos de palabras

Running Man
Foto: Pixabay

 

Daniel RussoDaniel Russo V.- El camino de la sostenibilidad, la economía circular y las energías renovables tiene visiones divergentes. Algunos dicen que todavía estamos en un estadio incipiente para llegar a las metas planteadas. Otros tienen la impresión de que es inminente esa incorporación en las prácticas de las empresas, gobiernos, instituciones y sociedades.

En las compañías, por ejemplo, es un tema que toma cada día más importancia en las conversaciones y decisiones gerenciales. En los departamentos de Mercadeo, Finanzas y Relaciones Corporativas, por mencionar los más visibles, estos contenidos toman mayor relevancia con el paso del tiempo. Sea por el impacto en sus estados financieros, por la importancia que tienen en los consumidores e inclusive el medio ambiente, los gobiernos y entidades que los regulan, estas prácticas están cada día más sobre la mesa y es interesante revisar algunas aristas. En un artículo presentado hace un tiempo expusimos este tema, hoy seguimos en este camino y su impacto.

Sucede que convertirse en una empresa que incorpore en su promesa y valores la sostenibilidad, con prácticas incorporen la economía circular y sus entregables estén alineados con, por ejemplo, los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas, es costoso, complicado, consume recursos, ingeniería, gente y tiempo.

El tema es que para el mundo y la humanidad es necesario puesto que nuestro planeta está viviendo los embates del impacto de las economías productoras desaforadas en lograr objetivos financieros sin importarles mucho el medio ambiente, y sus consecuencias las estamos viendo día a día. Por ejemplo, hay estudios que muestran que de todo el plástico que existe en el mundo comercial, apenas el 5% es reciclado para siguientes usos. Increíble.

Pasa que mucho se promete y poco se cumple. Las marcas y empresas dicen ser sostenibles y caen en el tema del “Greenwashing” que no es más que eso, mucho hablar y poco hacer. Las empresas y gobiernos dicen apuntar a incorporar cambios, pero vemos que toman tiempo, mucho dinero y finalmente se quedan en el camino. Los inversionistas muchas veces no están dispuestos a recibir menores retornos de las empresas solo porque estas requieran incrementar los presupuestos destinados a esos rubros.

Es complejo, es un círculo que si se ve de la manera incorrecta puede ser vicioso. Lo cierto es que a largo plazo realmente todas esas inversiones y lo que se haga en pro de incrementar las variables “verdes” es virtuoso y siempre traerá de una manera u otra en diferentes instancias, mayores o menores beneficios. Y, dicho sea de paso, los consumidores están siendo cada vez más exigentes con lo que sus marcas preferidas les entreguen.

Hay muchas empresas y grandes casos que apuntan a lo correcto, que trabajan día a día para lograr que en períodos razonables se cumplan decenas de objetivos que vayan en línea a lo ya expuesto. Entre otros ejemplos podemos destacar Apple con su programa “Carbon Neutral 2030”, United Airlines con su “Gerente Jefe de la Basura”, IKEA con el programa de uso circular para el mobiliario, Disney incorporando energías limpias en sus parques, Zara con sus donaciones de ropa usada, Lego con el uso de materiales reciclables en su oferta de productos, entre muchas otras grandes firmas.

En Latinoamérica se abren caminos para el cumplimiento de estos objetivos. Es un espacio muy amplio, de largo recorrido, países con intereses diferentes y consumidores con limitaciones económicas que en muchas ocasiones quieren, pero no pueden. Hay más de un centenar de iniciativas en la región y se agradece la participación activa de gobiernos, entidades y organizaciones como el Banco Interamericano de Desarrollo, La Coalición de Economía Circular, El Sistema B, empresas a lo largo de todo el continente, universidades, institutos de investigación y promoción de la economía, así como acciones sostenibles dirigidas por la sociedad civil.

La senda por recorrer es larga, costosa y pareciera que no terminara nunca, y creo que así es, tan circular como la economía es el virtuoso avanzar hacia un mundo de menores desechos, disminución en el impacto ambiental e incluso un consumo responsable que beneficie a todos los seres humanos sea en donde sea que nos encontremos.

 

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