El uso de derivados de petróleo como combustible para el transporte bajará en todo el mundo a partir de 2026, vaticinó este miércoles la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
La expansión de los vehículos eléctricos, el aumento del uso de los biocombustibles y la reducción del consumo por la mayor eficiencia técnica, explicó la AIE en su informe semestral sobre el mercado de petróleo a medio plazo.
El informe también señala que el aumento de la demanda mundial de crudo será casi nulo para 2028, debido a que los elevados precios y las preocupaciones por la seguridad del suministro van a acelerar el paso a energías más limpias.
También puede leer:
Rusia y Cuba preparan acuerdo para suministrar 1,64 millones de toneladas de crudo anuales
La AIE prevé que la demanda subirá un 6% entre 2022 y 2028, hasta alcanzar los 105,7 millones de toneladas, pero que en este último año solo se incremente en 0,4 millones de barriles, «poniendo a la vista el pico de la demanda».
«El cambio a una economía basada en las energías limpias está ganando ritmo, con un pico en la demanda global de petróleo a la vista antes del final de esta década mientras avanzan los vehículos eléctricos, la eficiencia energética y otras tecnologías«, afirmó en el informe del director ejecutivo de la agencia, Fathi Birol.
Con estas perspectivas, Birol consideró que los productores de petróleo deben «prestar mucha atención al creciente ritmo del cambio» a la hora de «calibrar sus decisiones sobre inversiones para asegurar una transición ordenada» en el sector.
El informe señala que los mercados mundiales de petróleo «todavía se están ajustando» tras tres años turbulentos debido a la pandemia y a la invasión rusa de Ucrania.
La AIE prevé que los mercados podrían sufrir un aumento de las tensión en los próximos meses según entran en marcha los recortes de producción anunciados por la OPEP y sus aliados (OPEP+).
Sin embargo, recuerda que los países productores que no pertenecen a esa alianza protagonizarán el aumento de la producción a medio plazo, encabezados por Estados Unidos, Brasil y Guyana, con un aumento de la extracción calculado en 5,1 millones de barriles diarios para 2028.
El informe asume que los principales productores van a continuar aumentando su producción incluso a pesar de que el crecimiento de la demanda se va a ralentizar a medio plazo.
Por ello, calcula que habrá un cojín de capacidad de producción no utilizada de 3,8 millones de barriles diarios, una buena parte concentrada en Oriente Medio.
En este sentido, apunta a que Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos e Irak serán los países que más aumentarán su capacidad dentro del grupo OPEP+.
En cambio, los miembros africanos y asiáticos tendrán que afrontar declives continuados de su capacidad, mientras que la producción de Rusia caerá debido a las sanciones internacionales, asegura la AIE.
El volumen de la inversión en exploración y extracción de petróleo y gas aumentará un 11% en 2023 hasta los 528.000 millones de dólares, la cifra más alta desde 2015.
Aunque el informe considera que esta cifra puede asegurar el suministro necesario para el aumento de la demanda, advierte de que podría exceder lo necesario en años subsiguientes, cuando el mundo avanza hacia la eliminación de las emisiones de carbono.
En el sector del refino, se constata que la capacidad global se ha reducido por una ola de cierres de instalaciones, reconversiones a biocombustibles o retraso de nuevos proyectos debido a la pandemia.
Esto, combinado con un recorte de la exportación china de productos refinados y las convulsiones en los flujos comerciales rusos, generaron en 2022 beneficios récord para la industria, recuerda la AIE.
El informe prevé más inversiones y capacidad en el refino, de forma que se pueda procesar el aumento de la demanda global de crudo previsto hasta 2028, aunque no descarta que pueda haber tiranteces en los mercados de ciertos productos en función de las tendencias de consumo y producción de cada uno de ellos.
EFE