Las operaciones con criptomonedas en Bolivia se han multiplicado más de cinco veces en el último año, en un contexto de creciente incertidumbre económica y escasez de divisas. Según cifras del Banco Central de Bolivia (BCB), las transacciones mediante canales electrónicos con activos virtuales alcanzaron los 294 millones de dólares en el primer semestre de 2025, frente a los 46,5 millones registrados en igual período de 2024.
El repunte coincide con la flexibilización del marco legal: las criptomonedas estuvieron prohibidas en el país hasta junio de 2024. Desde entonces, el volumen acumulado supera los 430 millones de dólares en más de 10.000 operaciones individuales, según datos oficiales.
El BCB atribuye este auge al uso de plataformas como Binance y monedas estables como Tether, que han facilitado el acceso a pagos en moneda extranjera, incluyendo remesas, compras y servicios para microempresas. Solo en mayo, las transacciones mensuales marcaron un récord de 68 millones de dólares.
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La adopción de criptoactivos se da en un entorno de reservas internacionales en mínimos históricos, inflación en máximos de cuatro décadas y una escasez crónica de combustible, que ha deteriorado el poder adquisitivo de los hogares. Aunque el tipo de cambio oficial se mantiene estable, el boliviano ha perdido la mitad de su valor en el mercado paralelo en lo que va de año.
El Gobierno trabaja en un marco regulatorio integral para las fintech, alineado con los estándares del Grupo de Acción Financiera de América Latina (GAFILAT), con el objetivo de formalizar el ecosistema digital sin desatender los riesgos asociados.
“Esto no es una señal de estabilidad”, advirtió el expresidente del BCB, José Gabriel Espinoza. “Es más bien un reflejo del deterioro del poder adquisitivo de los hogares”.