El mercado de criptomonedas inicia el segundo semestre del año con expectativas optimistas, impulsadas por la consolidación de los ETF al contado, un entorno regulatorio más favorable en Estados Unidos y el renovado interés institucional. Según analistas consultados por Bloomberg Línea, activos como Bitcoin, Ether, XRP y Solana podrían registrar nuevos máximos históricos antes de finalizar 2025.
El Bitcoin (BTC), que superó los USD 100.000 en el primer semestre, podría duplicar su valor y alcanzar los USD 200.000, según estimaciones de la firma Bitwise. Entre los factores que respaldan esta proyección destacan la reducción a la mitad del suministro (halving), el ingreso de capital institucional y la creciente inclusión del activo en carteras de inversión tradicionales.
En el caso de Ethereum (ETH), se espera que supere los USD 7.000, apalancado por el lanzamiento de ETF al contado y la expansión de su ecosistema de aplicaciones descentralizadas. La red continúa siendo la columna vertebral del universo DeFi, a pesar de los desafíos en costos de transacción y escalabilidad.
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Solana (SOL), por su parte, se perfila como una de las criptomonedas con mayor potencial de crecimiento. Bitwise proyecta que podría alcanzar los USD 700, lo que implicaría un alza superior al 200 %. Su velocidad de procesamiento y bajos costos la posicionan como una alternativa atractiva para desarrolladores y usuarios de NFT, juegos y finanzas descentralizadas.
En cuanto a XRP, los analistas destacan su creciente adopción institucional y el posible lanzamiento de un ETF propio como catalizadores clave. La criptomoneda de Ripple ha ganado tracción tras superar obstáculos regulatorios y consolidarse como una solución eficiente para pagos transfronterizos.
El informe también anticipa que nuevos países podrían incorporar Bitcoin a sus reservas soberanas, y que los fondos de pensiones en EE. UU. podrían comenzar a incluir criptoactivos en sus portafolios, lo que ampliaría la base de inversionistas y legitimaría aún más al sector.
La segunda mitad de 2025 se perfila así como un período de maduración para el ecosistema cripto, con mayor integración al sistema financiero tradicional y una narrativa que trasciende la especulación para enfocarse en utilidad, regulación y adopción global.