Óscar Doval.- Venezuela, en su devenir histórico, ha tenido problemas para dibujar una bandera cultural particular. Fuera de nuestras fronteras, lamentablemente, nuestro nombre se ha vinculado con riqueza petrolera, mujeres bellas, y más recientemente, con crisis política, social y económica.
Crecimos escuchando, que Venezuela es un país de incontables bondades, la mayoría relacionadas con las riquezas materiales del subsuelo, y lamentablemente, muy pocas vinculadas con la generosidad de nuestra gente; conveniencia, belleza y diversidad geográfica; oferta culinaria; arte, entre otros.
Sin embargo, tenemos tesoros ocultos, de los cuales poco se habla, y cuyo origen y significado, son capaces de mostrar la extensa complejidad y riqueza de nuestras tierras y gentes. Hablamos de los productos reconocidos por ser de Denominación de Origen Controlada (DOC), distintivo utilizado internacionalmente, para referirse a las manufacturas o géneros, que cuentan con condiciones geográficas, meteorológicas y capacidades transformacionales únicas en el mundo.
El Cacao de Chuao
En Europa y Japón, se disfrutan de extraordinarios chocolates venezolanos elaborados con el cacao de Chuao. Una de las mayores y más ancestrales plantaciones de cacao, se encuentra en la hacienda Chuao, donde se producen un cacao reconocido por su alto valor genético y singularidades organolépticas, el cual da vida a unas semillas de sabores complejos e irreproducibles.
Para preservar sus características, los cacaoteros venezolanos, han preservado el origen genético del cacao vernáculo, solo realizando los cruces requeridos con otros cacaos continentales y desechando las especies que comprometen la esencia de la semilla. Asimismo, lejos de toda industrialización, se mantienen las técnicas ancestrales y artesanales de fermentación en cajones, o simplemente, tablas de apamate.
A diferencia de otras riquezas naturales, hemos defendido a capa y espada, las matas de cacao de nuestros abuelos, lo que ha derivado en joyas de sabor y aroma, que no se encuentran en otros países.
La combinación única de naturaleza, obstinación, constancia cultural e imperfecciones en el procesamiento del grano, hacen de Venezuela, el país con mayor riqueza genética en las pocas variedades de cacao que tenemos, lo que ha permitido abrirnos espacio en la pastelería y bombonería fina más renombrada del mundo.
Chuao, es el único cacao que cuenta con certificación de origen controlado, mas siguen actualmente el mismo camino, los cacaos Carenero, Caripito y Cajigal, todos con rasgos y matices al paladar realmente diferentes y únicos.
Ron de Venezuela
Los productores de ron venezolano lograron ya desde el siglo XIX, confeccionar un destilado esmerado, delicado y añejo, con los más altos estándares de calidad, reconocido por los más exigentes expertos del mundo.
Las condiciones climáticas del país permiten que las cañas usadas para producirlo sean únicas en su especie. Asimismo, el proceso de destilado y añejado en barrica de roble, nunca en la historia ha cedido a las tentaciones del apuro, los inmensos volúmenes y la industrialización. Lo anterior, ha derivado en un ron ámbar oscuro, recio y delicado, dulce y seco a la vez. Los propios reguladores venezolanos del rubro exigen que para que el alcohol destilado de la caña sea considerado ron, debe permanecer un mínimo de dos años añejando en las barricas.
Lo narrado, ha determinado, que el venezolano sea el primer ron con denominación de origen contrada del mundo, Ron de Venezuela.
El ron venezolano, ha sido reconocido con más de 500 premios internacionales, destacando como el ron más premiado del mundo en clasificación Ultra Premium a través de reconocidas marcas como Santa Teresa, Diplomático, Carúpano, Ron Roble, Cacique y Pampero.
En días pasados, se hizo pública la compra de Ron Diplomático y su empresa productora, Destilerías Unidas, por el grupo internacional Brown-Forman, dueño de reconocidas marcas como Jack Daniels. Ya en el pasado, 1796 de Ron Santa Teresa, pasaba a formar parte del portafolio de productos de la gigante multinacional, Bacardí.
En ambos casos, las condiciones para la alianza comercial o adquisición por multinacionales, ha sido el mantener los estándares de calidad del ron venezolano.
El Cocuy de Pecaya y Lara
El Cocuy es una bebida milenaria, obtenida a partir de los mostos fermentados y posteriormente destilados de la planta Agave Cocui.
El destilado, con 50 grados de alcohol, tiene un ligero sabor y olor ahumados, característicos de la penca horneada.
Su originalidad, a diferencias de otros agaves del mundo, radica en la selección cuidosa de las plantas, que, durante todo el proceso, son cultivadas y procesadas a mano, tras 8 a 12 años de maduración, por maestros cocuyeros con generaciones de tradición.
En el suroeste de Coro, Falcón, se encuentra Pecaya, tierra donde se produce el primer cocuy con denominación de origen controlada de Venezuela, el Cocuy Pecayero. También en Lara, recientemente reconocida con indicación geográfica protegida, se produce un excepcional cocuy local.
Este año, hemos visto como han surgido diferentes marcas de Cocuy Premium en el país, que han alcanzado importantes galardones en competencias internacionales, desplazando incluso a los tradicionales destilados de agave mexicanos.
Somos más que petróleo
En búsqueda por una identidad y sentido de pertenencia, los venezolanos, a lo largo de nuestra historia, hemos sido marcados por la lamentable circunstancia de vivir en una histórica economía de «explotación y puerto». El petróleo, con las riquezas y pobrezas que ha generado, ha reforzado tal forma de existir.
A un lado del oro negro, por empeño, y casi de terquedad de algunos, se han venido gestando pocas historias como las mencionadas con el cacao, el ron y el cocuy, que dan algo de tintura a nuestra identidad.
Sin contar un sinnúmero de manifestaciones culturales, costumbristas y artísticas, existen un caudal de productos vernáculos dignos de la denominación de origen controlado, como lo son nuestros quesos, el ají margariteño, el cangrejo azul de Maracaibo, el ganado raza Carora, la chicha andina, la papa merideña, el café de Sarare y muchos, muchísimos otros.
Asimismo, tenemos un gentilicio inigualable, producto del mestizaje, divergentes improntas culturales dadas por la cuantiosa inmigración histórica y nuestro vivir tropical, que nos hace un pueblo cálido, trabajador, abierto y divertido, Esto, también merece una denominación de origen controlada, el ser venezolano.
¿Qué estamos esperando para sembrar y promover la verdadera venezolanidad en el mundo?, no la petrolera y la de las mises.