Inflación y tipo de cambio

José Grasso VecchioJosé Grasso Vecchio.- Durante los casi dos meses transcurridos del año en curso, el tipo de cambio ha disminuido, lo que técnicamente se denomina una apreciación nominal. Efectivamente, entre el cierre diciembre de 2023 y el 22 de febrero de 2024, el precio del dólar cayó 2,2%, lo que se asocia a dos situaciones. En primer lugar, a las intervenciones del BCV para suplir dólares al mercado y en segundo a la caída de la cantidad de dinero emitida por el instituto emisor, cifrada durante ese lapso en 10%.

Usualmente cuando el tipo de cambio se mantiene estable o cae, lo mismo le sucede a la inflación, aunque no siempre en la misma proporción. Así, en enero de 2024, los datos del BCV indican que la tasa de inflación alcanzó a 1,7%, la más baja en el mes de enero en varios años. Ello se corresponde con una desaceleración que ha venido ocurriendo en el ritmo de aumento de los precios, en particular desde el segundo semestre de 2023.

Afortunadamente, esa apreciación nominal del tipo de cambio durante 2024 ha ocurrido en un contexto en el cual el BCV ha ganado reservas en vez de perder. En efecto, hasta el 20 de febrero el BCV acumuló US$ 48 millones, cifra que puede parecer baja, pero marca una diferencia respecto a las semanas de inicio de años previos.

Sin embargo, debe tenerse cuidado en analizar exclusivamente el comportamiento del tipo de cambio nominal porque, aunque esté es la variable más visible de la economía, al menos en Venezuela, importa también los diferenciales entre la inflación doméstica y la inflación internacional, porque ello determina el tipo de cambio real, es decir, el poder de compra del bolívar en Venezuela y el exterior.  En realidad, ambas tasas de inflación han mostrado una clara tendencia a la disminución, pero a ritmos y niveles diferentes.

Ello sugiere que los costos de producción en Venezuela son muchos más elevados que en los países socios, salvo el caso de la mano de obra y por tanto los productos elaborados internamente lucen más caros que los importados y los bienes producidos en Venezuela son más caros para los socios comerciales. Esto es lo que se denomina la apreciación del tipo de cambio real. Debe trabajarse para promover la producción nacional y las exportaciones.

En consecuencia, el gran reto para la economía venezolana es bajar más rápidamente la tasa de inflación en el contexto actual donde la estabilidad del tipo de cambio es la variable ancla de la economía. Ello no es fácil pero tampoco imposible. Para que la estabilidad o la caída del tipo de cambio logre desinflar la economía significativamente se requiere obligatoriamente mayores entradas de divisas para así fortalecer las reservas internacionales del BCV, de manera tal que esa estabilidad sea creíble y los agentes económicos no anticipen que se trata de algo de corto plazo y que luego vendrá una corrección de la tasa de cambio, con lo cual volverían las tasas de inflación elevadas. El camino para que se logren tasas de inflación más bajas luce evidente.

La política monetaria ha funcionado en el sentido de la disminución del tipo de cambio que ya mencionamos, entre diciembre de 2023 y febrero de 2024 lo que ha permitido apreciar en términos nominales el tipo de cambio, esto a su vez nos permite estimar una disminución de la inflación y que pronto veremos en dos dígitos rumbo a niveles cercanos a 90% al cerrar febrero. El 2024 en cualquier evento apunta a que será un mejor año en lo económico que el año 2023 y veremos un mayor crecimiento económico, con escenarios de extensión de la flexibilización de las sanciones o escenario en que no se prorrogue la extensión. Al punto que estimo un crecimiento entre 4% y 5% en el primer escenario y de 8% a 10% en el segundo. En diversas oportunidades he señalado que las sanciones han terminado perjudicando injustamente a todos los venezolanos. Es justo que se logre una mayor flexibilización de las mismas y más allá, la eliminación de las sanciones.

 

@josegrasso

 

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