México Política y Petróleo

Gilberto A. MorilloGilberto A. Morillo.- Con gran alivio vimos terminar en México el periodo presidencial de Andrés Manuel López Obrador. Fueron 6 años de revanchismo, anacronismos ideológicos, resentimientos sociales y autoritarismo los que marcaron esta gestión.

Sin embargo, López tuvo el cuidado de no inmiscuirse con la economía, lo cual permitió que el país continuara captando inversión privada que se había estado consolidando en las tres administraciones anteriores, respetuosas de la institucionalidad y la libre empresa (Fox, Calderón, Peña).

Los planes de distribución de bonos y ayudas para la tercera edad, discapacitados y otros sectores vulnerables impulsaron la popularidad del gobierno y así López logró que su protegida ganara cómodamente la elección presidencial. Al menos el autoritario jefe del gobierno no intentó socavar el sagrado principio constitucional mexicano de la no re elección. Era un gran temor que se tenía. Logró que su protegida lo continuara y se dice que para 2030 aspira que su hijo Andrés Manuel López Beltrán logre llegar a la presidencia. Actualmente López Beltrán es el Secretario de Organización de Morena, una importante posición.

El petróleo siempre ha sido parte del imaginario colectivo de México. La estatización de las concesionarias en 1938 fue un hito que no se había dado en el mundo y alimentó el nacionalismo y algo del sentimiento de rechazo a EEUU. Se crea Petróleos Mexicanos (Pemex) como un ente del gobierno para manejar las instalaciones y la operación que manejaban las concesionarias. Como ente estatal se caracterizó por baja eficiencia, abultada nómina y un gran poder de los sindicatos que originalmente controlaban 5 de los 11 puestos del consejo de administración.

Con las reformas para democratizar al país adelantadas por varios presidentes como López Portillo, Salinas y finalmente Zedillo se empezó a considerar una apertura de la economía para rescatar empresas estatales como Telmex y otras. Pero la industria petrolera se consideraba intocable.

La producción de petróleo de Pemex llegó a su pico en 2004 con 3,4 millones de barriles de producción. Con la falta de inversión en exploración, el endeudamiento de más de $ 100 millardos y una nómina de empleados de más de 150 mil trabajadores la empresa comenzó a experimentar una baja en la producción y pérdidas financieras. En 2013 el presidente Enrique Peña Nieto promovió la reforma energética para revitalizar la industria petrolera con inversión privada y con Pemex participando en asociaciones que le permitieran reflotar sus finanzas.

Sin embargo, con la llegada del populista López Obrador a la presidencia la reforma energética fue detenida y de nuevo el futuro de Pemex lucía incierto. Con la visión estatista anacrónica del nuevo presidente el gobierno se estableció como meta aumentar la producción a 2,5 millones de bpd para el final de su mandato. Comenzó una inyección de recursos para bajar la deuda de Pemex y un plan de disminución de la nómina para reducir costos. De esta forma la empresa podría retomar la exploración para poder aumentar la producción. Se logró detener la caída de la producción a 1,7 millones de bpd en 2019 pero no repuntó mucho durante el resto de su mandato. Como parte de un anacrónico nacionalismo, López Obrador expuso que México debía ser autosuficiente en combustibles y no depender de las importaciones (de EEUU). Impulsó la construcción de la refinería de Dos Bocas. Los expertos desaconsejaron la construcción de ese complejo ya que por mucha menos inversión se podía conseguir una refinería con la misma capacidad de refinación (340 mil bpd). Anclado en los anacronismos nacionalistas se siguió adelante con el proyecto cuyo costo inicialmente estimado en $ 8 millardos se cree que alcanzará $ 14 o $ 16 millardos. Sin embargo el gobierno central apoyó financieramente a Pemex para poder llevarlo a cabo.

Con la llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia pareciera que Pemex tiene un futuro incierto. En su discurso inaugural ha dicho que dado que el ambiente debe ser protegido de combustibles fósiles la estatal petrolera no debería producir más de 1,8 millones de bpd.

Pemex está ante una encrucijada, con una producción limitada pero con altos costos de operación, su viabilidad está en entredicho sin el continuo soporte del gobierno central. Aún con las 7 refinerías que opera en México no abastece al mercado nacional porque muchas instalaciones son antiguas. La nómina ha bajado algo (a 120 mil trabajadores) pero no debería tener más de 40 ó 50 mil empleados para operar eficientemente. Veremos si la Sra. Sheinbaum decide mantener el estatismo que sería perjudicial para Pemex o girará el rumbo hacia un sector petrolero abierto y moderno.

 

@gamorillo

 



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