Diez días después de su elección, el papa Robert Francis Prevost confirmó la orientación social que pretende dar a su pontificado, presente en el nombre que eligió en honor a León XIII (1878-1903), padre de la doctrina social de la Iglesia quien denunció la explotación de la clase obrera a finales del siglo XIX.
«En nuestro tiempo, vemos aún demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres», criticó el primer papa estadounidense este domingo 18 de mayo en la misa inaugural de su pontificado.
Recalcó su «gratitud», insistió en la «unidad» de la Iglesia y abogó por la «caridad», en lugar de «atrapar a los demás con el sometimiento, con la propaganda religiosa o con los medios del poder».
Durante su primera semana como papa ya había aprovechado sus audiencias para lanzar sus primeros llamamientos, desde la liberación de periodistas encarcelados o proponiendo mediación a beligerantes de todo el mundo. A un grupo de diplomáticos les pidió luchar contra “las desigualdades mundiales” y “las condiciones de trabajo indignas”.
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Celebración del papa
Durante una misa rica en ritos y símbolos, custodiada por un importante dispositivo de seguridad, León XIV recibió los emblemas papales: el palio, una prenda que pende de los hombros y luce sobre la casulla, y el anillo del pescador, que se forja de manera especial para cada pontífice, y debe ser destruido a la muerte del mismo.
Antes de dar inicio a la celebración religiosa, el líder de 1.400 millones de católicos salió a la plaza de San Pedro a saludar a la multitud, que aplaudía a su paso, ondeando banderas e inmortalizando el momento con sus celulares. A la misa asistieron la presidenta peruana, Dina Boluarte, y sus homólogos de Colombia, Gustavo Petro; Ecuador, Daniel Noboa, y Paraguay, Santiago Peña.
Entre los demás invitados destacados figuraban el nuevo jefe del gobierno alemán, Friedrich Merz; el presidente israelí, Isaac Herzog; los reyes de España, Felipe y Letizia, y el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, con quien se reuniría al término de la ceremonia.
Después de la homilía, en su discurso también pueso el foco en las guerras de Gaza y Ucrania, sobre la que «espera por fin negociaciones para una paz justa y duradera«.