Un nuevo estudio publicado en Nature Climate Change revela que el 10% de la población mundial con mayores ingresos ha generado el 66% del calentamiento global desde 1990, debido a su estilo de vida, consumo e inversiones. La investigación, liderada por la científica Sarah Schoengart del instituto ETH Zurich, establece un vínculo directo entre la riqueza concentrada y los fenómenos climáticos extremos.
El informe cuantifica cómo las emisiones de carbono de los sectores más ricos han intensificado eventos como olas de calor y sequías, especialmente en regiones vulnerables como la Amazonía, el sudeste asiático y el sur de África. En comparación con el promedio global, el 1% más rico contribuyó 26 veces más a las olas de calor extremas y 17 veces más a las sequías amazónicas.
A diferencia de estudios anteriores, esta investigación incorpora las emisiones ocultas derivadas de inversiones financieras, no solo las asociadas al consumo personal. Según Schoengart, esto permite vincular directamente la huella de carbono de los más ricos con impactos reales sobre el clima.
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Las emisiones del 10% más rico en China y Estados Unidos representan juntas casi la mitad de la contaminación global por carbono. El calentamiento promedio del planeta ha sido de +1,3 °C en los últimos 30 años, impulsado por la quema de combustibles fósiles y la deforestación.
Gravar las emisiones
El estudio también destaca que gravar las emisiones ligadas a los activos financieros sería más equitativo que los impuestos generales sobre gases de efecto invernadero, que suelen afectar desproporcionadamente a los sectores de menores ingresos.
En 2024, Brasil propuso en el G20 un impuesto del 2 % sobre el patrimonio neto de individuos con más de 1.000 millones de dólares. Aunque la iniciativa fue bien recibida, no ha habido avances concretos, especialmente tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, lo que ha frenado los esfuerzos globales por establecer reglas fiscales climáticas más estrictas.
El estudio concluye que la desigualdad climática es tan real como la económica, y que una acción efectiva contra el cambio climático debe incluir medidas dirigidas a quienes más contribuyen a la crisis ambiental.