La Agencia Internacional de la Energía (AIE) cree que el mercado petrolero global va a estar suficientemente aprovisionado en la primera mitad del año porque la oferta superará la demanda, pero reconoce que las cosas podrían cambiar rápido si hay recortes por parte de Rusia más allá de los anunciados.
En su informe mensual publicado este miércoles, la AIE anticipa un incremento de la demanda de 2 millones de barriles diarios en 2023 hasta 101,9 millones, lo que significa un nuevo récord que estaría 1,4 millones por encima del nivel de 2019, el último ejercicio antes de que estallara la crisis de la covid.
El grueso de ese consumo adicional vendrá de la región Asia-Pacífico (1,6 millones) y en particular de China, que por sí sola absorberá 900.000 barriles diarios más que en 2022 en lo que mucho tiene que ver su reapertura tras el fin de la política de cero covid.
En los países de la OCDE, la demanda de crudo subirá muy moderadamente (390.000 barriles diarios más), es decir a un ritmo muy inferior al constatado en 2022 (1,2 millones).
Si se examina la evolución por sectores de actividad, la aviación va a ser, de lejos, el principal motor de ese crecimiento global, con un aumento del gasto de queroseno equivalente a 1,1 millones de barriles diarios hasta totalizar 7,2 millones, lo que significaría recuperar un 90% del nivel que tuvo en 2019.
Por el lado de la oferta, la agencia -que reúne a la mayor parte de los miembros de la OCDE- prevé un aumento de 1,2 millones de barriles diarios, sobre todo de la mano de Estados Unidos, Brasil, Noruega, Canadá y Guyana, que bombearán crudo en cantidades récord, y que compensarán así ampliamente los recortes de Rusia.
También anticipa un alza de las extracciones de dos miembros fundamentales de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP, asociada con Moscú), Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, que arañarán una parte de sus capacidades excedentarias, estimadas en 3,4 millones de barriles diarios.
En conjunto, la aportación del bloque OPEP+ (con Rusia) debería disminuir en 590.000 barriles diarios. Pero si se excluye Rusia, el saldo sería positivo de 460.000 barriles.
La AIE considera que el anuncio por parte de Rusia de que va a reducir su producción en 500.000 barriles diarios en marzo en respuesta el techo de precio que ha impuesto a su crudo el G7 y la UE podría ser una forma de intentar aumentar, precisamente, sus precios de venta.
Porque a causa de las sanciones occidentales por su invasión de Ucrania, Rusia tiene que vender su petróleo con grandes descuentos.
Los autores del estudio hacen notar que el presupuesto ruso (que se alimenta en una parte importante por las rentas de hidrocarburos) se asienta en la hipótesis de una comercialización de su oro negro a 70,10 dólares el barril.
Pero en enero sus exportaciones salieron a una media de 49,48 dólares, mientras que el petróleo del mar del Norte se cotizaba a 82 dólares.
La AIE reconoce que la producción y las exportaciones de crudo ruso no se han resentido particularmente por las sanciones occidentales gracias a que los flujos se han redirigido en particular hacia Asia.
En enero, sus extracciones fueron de 8,2 millones de barriles diarios, sólo 160.000 por debajo de los niveles anteriores al inicio de la guerra en Ucrania en febrero de 2022.
No obstante, el embargo y el tope al precio que el G7 y la UE le imponen se están dejando sentir: en el primer mes de este año, los ingresos por sus exportaciones se estiman en 13.000 millones de dólares, superiores a las de diciembre, pero un 36% inferiores a las de un año antes.
Fuente: EFE