Balances ajustados por inflación, una pésima forma de información

Daniel LahoudDaniel Lahoud.- Hace ya algún tiempo que se utiliza la metodología de ajustes en la contabilidad y, sobre todo, se presentan en los balances de las empresas mercantiles e industriales, afortunadamente no pasa eso con los balances bancarios. En un país inflacionario como es Venezuela desde 1974, es muy complicado analizar balances, y llegar a decisiones de inversión con los balances regulares (de costo histórico), sin embargo, la solución que le dieron a este problema en los 90, fue quizá peor que no hacer nada.

Los principios que se observan en la metodología de ajuste son perogrulladas simples y ramplonas:

  1. Si se tiene efectivo se pierde dinero.
  2. Si los activos son fijos se gana dinero.
  3. Si se está endeudado se gana dinero.

Son verdades, pero relativas, porque no se trata de negocios que no hacen nada, sino actividades que son dinámicas y de las que los estados financieros son sólo el testimonio histórico de su actividad.

Es necesario evaluar esos puntos que se plantearon como fundamentos del sistema.

Si una empresa tiene efectivo y éste es producto de una buena actividad operativa, ese negocio puede valer una enormidad, de hecho, las valoraciones de empresas son valoraciones de los flujos de efectivo y mientras más caja (efectivo) produce, más vale. Por tanto, ver el efectivo como perjudicial es realmente deplorable, una empresa bien manejada, produce utilidades con ese efectivo, y además, esas utilidades producen más efectivo. No se trata de un viejo avaro, que coloca billetes dentro de un colchón en un período inflacionario.

El segundo punto es que una empresa con muchos activos fijos puede terminar mucho mejor evaluada que una empresa que produce caja con esos activos y ciertamente, una de las características de las empresas que tienen una mala gestión son aquellas que movilizan poco sus inventarios o acumulan activos no productivos, en esos casos, la empresa ajustada por inflación tendrá un mejor balance que una empresa bien administrada.

Por último el tema de la deuda, que quizá es el peor de los principios, y aquí hay que observar algo, las tasas de interés nunca son negativas, las tasas de interés siempre pesan sobre cualquier negocio o persona, incluso en ambientes inflacionarios y la única manera en la que una deuda puede aportar a la valoración de un negocio y además aportar a la rentabilidad de alguien es cuando la rentabilidad del activo que se adquiere con esa deuda es mayor que la tasa de interés con la que se cancela la deuda. Si no es así, no importa si la tasa que se paga es menor que la inflación, ella provocará deterioro de la rentabilidad del negocio y esa, es quizá una de las razones por las que algunas empresas en ambientes inflacionarios les va mal.

Sin embargo, es necesario hablar un poco de los bancos, que fueron nombrados al inicio. Un banco bien administrado y rentable, ajustado por inflación mostraría pérdidas, porque tiene una cantidad neta de efectivo, además tiene poca deuda de largo plazo, por lo cual por todas las premisas analizadas con anterioridad sería una pésima idea que muestre sus balances por medio de esta metodología, y al contrario, un banco en mala situación financiera, insolvente y con problemas de liquidez, ajustado, parecería un portento financiero, lo que definitivamente demuestra que esa metodología tiene serias deficiencias.

Ahora bien, qué debería hacerse para tener una información financiera de calidad, pues tomar los balances históricos y dolarizarlos, eso permitiría observar con más precisión la situación financiera de la empresa, además sus indicadores mostrarían un más preciso panorama de la realidad del negocio, e incluso permitiría la realización de evaluaciones de riesgo más acertadas, y por supuesto, valoraciones más cercanas a la realidad.

 

@daniellahoud

 



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