Las empresas venezolanas deberán revaluar su política salarial ante la ampliación de la brecha cambiaria y la baja disponibilidad de divisas que se prevé para los próximos meses, debido a las mayores restricciones al sector petrolero del país por parte del gobierno de Estados Unidos.
La salida de las compañías petroleras Chevron, Eni, Repsol y Maurel & Prom implicará una menor exportación y en consecuencia del ingreso de divisas. Esta situación de incertidumbre ha hecho que los niveles de devaluación y de inflación hayan aumentado, llevando el diferencial cambiario a 30%, lo que pone en aprietos al sector privado nacional.
Con la dolarización de facto o informal que se instauró en Venezuela se incrementaron los pagos con dólares, euros y pesos en efectivo en los establecimientos comerciales, pero también las remuneraciones de los trabajadores comenzaron a entregarse en moneda extranjera o al cambio de la tasa del Banco Central de Venezuela o a un precio promedio del dólar oficial y el paralelo. Según estadísticas de PGA Group, 13% de las empresas pagaban los salarios en divisas en el año 2013 y en 2019 llegó al 95% de las compañías. Esto significó que no solo los trabajadores de más alta jerarquía o ejecutivos percibían su salario en divisas, luego también lo hizo el resto de los empleados.
De acuerdo a reportes de la consultora Ecoanalítica, más del 90% de los pagos comerciales en el país se realizan nuevamente en bolívares. Esto contrasta con que entre 2021 y 2023, más del 50% de las transacciones comerciales en los principales centros urbanos se realizaban en divisas, especialmente en dólares.
La dolarización permitió a muchas empresas a adoptar esquemas de pago híbridos, combinando bolívares y moneda dura, lo que ofrecía a los trabajadores una mayor capacidad de protección frente a la inflación. En el año 2022, por ejemplo, casi el 70% de los salarios fueron pagados en divisas. Mientras que el menor uso de divisas por parte de la población para pagar sus bienes o lo que se ha llamado «el proceso de desdolarización», está comenzando a impactar la forma en que se pagan los salarios de los trabajadores.
«Desde 2024 esta tendencia ha dado un giro y este cambio tiene implicaciones relevantes: para el trabajador representa una desmejora en su capacidad de compra, en un contexto donde la inflación en bolívares supera el 130% anual para el cierre de marzo 2025. Para las empresas, supone el desafío de repensar su política salarial. Si se paga en bolívares, se necesita una estrategia más ágil y adaptativa, capaz de mitigar el deterioro acelerado del poder adquisitivo», indicó Asdrúbal Oliveros, socio-director de Ecoanalítica.
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En una encuesta rápida realizada por Oliveros sobre la forma en que remuneran las empresas, se destaca que 37% de los encuestados dijo que los salarios los paga en bolívares solamente y el 28% de un modo híbrido con un monto mayor en bolívares. Mientras que 25% indicó pagar sueldos también en forma híbrida pero con mayor monto en dólares y el 11% solamente en divisas.
Sostuvo Oliveros que un entorno cambiante exige decisiones rápidas, informadas y sensibles al contexto. «La gestión del talento también pasa por entender el impacto del entorno económico en el bienestar de los equipos».
Por otra parte, de acuerdo al Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), los montos de las remuneraciones promedio del sector comercio y servicios se estancaron en la última parte de 2024.
A nivel de categorías, los gerentes recibieron 512 dólares mensuales, los profesionales y técnicos 338 dólares y los obreros 222 dólares, todos en el sector comercio y servicios que emplea el 60% del total de los ocupados. Sin embargo, apenas aumentaron 3,9% con respecto al año 2023. Esto evidencia las dificultades de las empresas para mejorar la remuneración de sus trabajadores.
Nayma Consultores ofreció recomendaciones para aquellas empresas que ofrecen salarios en dólares:
1.- Determinar los salarios con base a criterios técnicos. Es decir, evaluar la posición financiera de la empresa, la situación o posición de la empresa en el mercado, la demanda de los bienes y servicios que oferta la organización, el valor agregado del trabajo realizado por sus empleados y los valores que guían la actuación de la junta directiva.
2.- Considerar la remuneración de los trabajadores desde cuatro perspectivas fundamentales: financiera, gestipón de talento, derecho del trabajo y fiscalidad.
