El CEO de TAP, Luís Rodrigues, descartó este viernes que el futuro comprador de la aerolínea portuguesa vaya a convertirla en una de bajo costo tras la privatización y dijo que las líneas rojas de ese proceso las marcará el Gobierno luso.
«¿Transformar TAP en una ‘low cost’? Creo que no», dijo en declaraciones a EFE y TVE al margen de un almuerzo con corresponsales en Portugal, donde explicó que sería un «riesgo muy grande» para el comprador, porque la transición sería complicada.
En la privatización de TAP, de capital 100% estatal, han manifestado interés el grupo hispano-británico IAG –matriz de Iberia, British Airways y Vueling-, Lufthansa y Air France, pero Rodrigues consideró «prematuro» hacer valoraciones sobre ellos sin conocer las propuestas concretas.
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«No vale la pena en este momento estar diciendo que irá por aquí o por allí o que habrá esta línea roja, sin conocer los planes y lo que está en la cabeza del accionista«, insistió.
Esas líneas rojas, «si las hay», las tiene que definir el Gobierno portugués, defendió, y después, «naturalmente», preguntar a la compañía qué piensa.
La opción de un proyecto ibérico de aviación «no ha sido un tema hasta ahora», señaló.
Sobre el nuevo aeropuerto de Lisboa, cuyo futuro todavía no está definido a pesar de las propuestas de los expertos, también consideró que no merece la pena avanzar escenarios sin saber cuál será el definitivo.
«La compañía tiene que pensar con las circunstancias que tiene, puedo quejarme de que me perjudica, pero si no hay nada que hacer sobre eso no vale la pena hablar del tema», dijo el directivo, que añadió que no es un asunto que le «quite el sueño».
Rodrigues consideró que difícilmente habrá un aeropuerto nuevo desde cero en menos de 10 años y que TAP tiene que desarrollar sus planes teniendo en cuenta ese pormenor.
La compañía está bajo un proceso de reestructuración que impone limitaciones a su crecimiento, explicó, por lo que no puede añadir nuevas rutas sin quitar algunas ya existentes.
A partir de 2025, cuando finalice ese proceso, TAP podrá pensar en un plan de crecimiento más a futuro.
TAP es propiedad del Estado portugués, que tiene actualmente en sus manos el 100% del capital tras aumentar su posición para salvarla tras los daños sufridos por la pandemia.
El Gobierno aprobó en septiembre las condiciones para la futura privatización, pero la caída del Ejecutivo tras la dimisión del primer ministro, António Costa, y la convocatoria de elecciones anticipadas para el 10 de marzo va a dilatar el proceso.
EFE