El Senado de Brasil aprobó este miércoles una reforma fiscal que simplifica el complejo sistema tributario en vigor desde hace más de tres décadas en el país y que ahora deberá ser votada en la Cámara de Diputados.
Una mayoría cualificada de senadores dio luz verde con 53 votos a favor y 24 en contra a la enmienda constitucional, una de las prioridades de la agenda económica del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Aunque el proyecto aún tiene que pasar por las manos de los diputados, el ministro de Hacienda Fernando Haddad aplaudió su aprobación en el Senado.
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«(Hay) una serie de elementos nuevos que van a perfeccionar nuestro sistema y hacerlo menos injusto, menos opaco y más atractivo a la inversión», declaró ante los medios.
La propuesta unifica distintos impuestos cobrados por las administraciones federal, regional y municipales, que se sobreponen y aumentan la carga sobre empresas y consumidores.
Uno de los principales cambios es la creación de un Impuesto sobre el Valor Agregado (IVA) parecido al que ya existe en 170 países y que estará en torno al 25%.
El proyecto exenta de impuestos a los productos de la cesta básica y los reduce en el caso de la educación y la atención sanitaria, y crea un nuevo tributo a los productos perjudiciales para la salud y el medioambiente, como tabaco, alcohol, y agrotóxicos.
La oposición, alineada con el expresidente Jair Bolsonaro, votó en contra por considerar que la reforma puede llevar a un aumento de la carga tributaria, un argumento rechazado por el Gobierno.
Además, el Ejecutivo sostiene que esa reforma puede generar un crecimiento adicional del producto interior bruto (PIB) de poco más que un punto anual, al reducir los costes de las empresas.
EFE
