La multinacional petrolera británica Shell «sigue comercializando grandes cantidades de gas licuado ruso» (GNL), con enormes beneficios económicos, más de un año después de anunciar su retirada de ese mercado por la guerra en Ucrania, ha denunciado este domingo el diario Global Witness.
La organización de investigación de abusos de derechos humanos y del medioambiente analizó las salidas de GNL desde Rusia entre marzo y diciembre de 2022 y comprobó que Shell comercializó un 12% de esas exportaciones.
Esto la convirtió en una pieza «clave» de un sector que reportó 21.000 millones de dólares al Gobierno de Vladímir Putin, dice en un comunicado.
También puede leer:
Cinco presidentes suramericanos asistirán a la cumbre del Mercosur para hablar sobre negociaciones con la UE
Shell ingresó en 2022 unos 5.400 millones de dólares en total con el comercio de GNL, según datos de la consultoría Bernstein.
El estudio de Global Witness demuestra que un 8% del comercio de GNL de la petrolera se originó en Rusia, lo que significa que es probable que «se haya beneficiado con cientos de millones».
Además, según la ong, Shell estuvo entre las cinco primeras empresas que vendieron GNL ruso el año pasado, mientras que Rusia es uno de los cinco principales países de los que la petrolera obtiene el gas natural licuado que comercializa.
El comercio de GNL ruso sigue siendo legal, a diferencia del petróleo, y la compañía ha justificado sus operaciones allí con el pretexto de garantizar la seguridad energética de Europa.
Sin embargo, el análisis de Global Witness revela que un 58% de sus exportaciones de GNL ruso se destinó a Asia, explica en su nota.
Según Jonathan Noronha-Gant, portavoz de la organización de lucha contra la corrupción, esto «destruye por completo el falso argumento» de que el gas ruso es necesario para mantener la seguridad en el suministro de energía al continente europeo.
En marzo de 2022 Shell se comprometió a abandonar gradualmente todos los hidrocarburos rusos, pero avisó de que dejar el gas llevaría más tiempo por esa necesidad de abastecer a Europa.
En un comunicado de abril en su página web, la compañía informa de que ha «detenido las compras puntuales de GNL ruso, pero aún mantiene algunos compromisos contractuales a largo plazo».
En el comunicado de Global Witness, Oleg Ustenko, asesor económico de la presidencia en Ucrania, declara que beneficiarse del comercio de GNL ruso es «dinero con sangre».
«Es simple: al continuar comerciando con gas ruso, Shell está poniendo dinero en el bolsillo de Putin y ayudando a financiar la brutal agresión de Rusia al pueblo de Ucrania«, afirma.
Global Witness pide al Reino Unido y a los Estados miembros de la Unión Europea que prohíban las importaciones y el comercio de GNL ruso por parte de empresas con sede en sus jurisdicciones.
Reclama también que las ganancias y dividendos de las operaciones en Rusia desde el comienzo de la guerra el 24 de febrero de 2022 sean gravadas con un impuesto del 100%.
EFE