El primer ministro chino, Li Qiang, hizo este viernes un llamamiento en favor del libre comercio y de la liberalización de la economía como formas de favorecer el desarrollo e insistió en que hay que rechazar el proteccionismo y los movimientos que fracturan las cadenas de aprovisionamiento.
En una intervención durante la última sesión de la llamada «cumbre para un pacto financiero mundial» organizada en París, Li no se privó de devolver las críticas que recibe Pekín del mundo desarrollado.
«Los países ricos deben asumir sus responsabilidades en materia de financiación» de la pobreza y del cambio climático y «asumir su responsabilidad histórica», afirmó.
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En concreto, dijo que deben cumplir su compromiso de movilizar 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020 para ayudar a los países pobres a adaptarse al cambio climático y de poner en pie el fondo de adaptación al cambio climático.
Por su parte, aseguró que China está dispuesta a colaborar con los organismos financieros multilaterales y bilaterales para reducir la carga de la deuda de los países más pobres.
Pero su principal mensaje es que para el objetivo común de que haya más dinero contra la pobreza y contra el cambio climático hay que favorecer el libre cambio y rechazar el proteccionismo.
En una respuesta apenas velada a los reproches que se le hacen a China por haberse convertido en el gran banquero de muchos países en desarrollo, en particular en África, para aumentar su influencia económica allí, el primer ministro subrayó la contribución de su país al desarrollo.
En primer lugar, recordó que su país en los últimos diez años ha contribuido con un 30% al crecimiento de la economía mundial y aseguró que «para el mundo, el desarrollo de China no es una amenaza, sino una gran oportunidad».
Además de insistir en su apuesta por la apertura económica y por las grandes normas internacionales, señaló que su país ha contribuido fuertemente a la reducción de la pobreza.
En concreto, se refirió al hecho de que 100 millones de chinos han salido de la pobreza en los últimos diez años, en que su país ha terminado de forma definitiva con la pobreza extrema y al mismo tiempo se ha implicado con la iniciativa para reestructurar la deuda de países más pobres y reducir la carga de esa deuda.
Igualmente hizo hincapié en que «China ha hecho enormes esfuerzos para luchar contra el cambio climático».
Para ilustrarlo, indicó que mientras su economía crecía en los diez últimos años a un ritmo medio del 6,3%, el consumo de energía aumentaba a una cadencia netamente inferior, del 3%, y las emisiones de efecto invernadero bajaban en términos relativos por cada punto de producto interior bruto (PIB).
En la misma línea, recordó que China es el país del mundo que más ha desarrollado energías renovables como la eólica y la solar, y el país donde más vehículos eléctricos se venden.
La cumbre de París, organizada a iniciativa del presidente francés, Emmanuel Macron, no tiene mandato para tomar decisiones pero pretende ser un vivero de ideas para que, por ejemplo, se lleven a cabo en los próximos meses reformas de los organismos financieros internacionales e iniciativas como la eventual creación de un impuesto internacional al transporte marítimo.
El objetivo último, en palabras de Macron, es conseguir «un electrochoque de financiación», con dinero público y capitales privados, para que los países en desarrollo puedan a la vez luchar contra la pobreza y contra el cambio climático.
EFE