El futuro de la dolarización en Ecuador, que ha sido clave en la estabilidad económica del país en los últimos veinte años, vuelve con cada elección presidencial a ser uno de los temas de debate, pero no sobre si debe seguir o no, sino sobre cómo protegerla y defenderla.
Mientras en otros países de Latinoamérica como en Argentina se debate si adoptar o no al dólar como moneda oficial, en Ecuador la continuidad del dólar está casi fuera de discusión y lo que se debate gira en torno a cómo apuntalarla para que no corra riesgos.
Así ocurre en esta segunda vuelta de las elecciones presidenciales extraordinarias, que se celebrará el domingo entre la correísta Luisa González y el joven empresario Daniel Noboa, quienes coinciden en gran medida en defender la dolarización.
También puede leer:
BCE podría reaccionar a nuevos impactos sobre la inflación con más subidas de tasas
Antes de que Ecuador cambiara el devaluado sucre por el dólar en el año 2000, el promedio de inflación anual fue del 36,4% en el periodo 1980-1998, frente al promedio anual del 4,5% del periodo 2001-2019, según datos del Banco Central de Ecuador (BCE).
«En Ecuador hemos salido muy beneficiados del proceso de dolarización porque por primera vez teníamos una moneda sana en la que podíamos pensar en el largo plazo. El crédito volvió a aparecer, algo que era impensable», afirmó a EFE el economista Alberto Acosta-Burneo.
Con el dólar en los bolsillos de la gente y sin autonomía para poder manejar una divisa propia, la gran asignatura pendiente durante este periodo ha sido manejar el déficit.
Convicción en el dólar
Pese a ello, la convicción en el dólar tanto de la derecha como de gran parte de la izquierda es extendida, incluso cuando el expresidente Rafael Correa señalase antes de la campaña electoral que el crecimiento económico de Ecuador en las últimas décadas se dio «a pesar de la dolarización».
«Si hubiéramos querido desdolarizar el país, lo hubiéramos hecho», afirma públicamente González al recordar, cuando se le pregunta por este asunto, que Correa mantuvo el dólar durante los diez años que fue presidente.
«Mi compromiso es fortalecer la dolarización, y para eso se requiere inyectar recursos en la economía«, remarca la candidata, que propone impulsar la industria para que aumenten las exportaciones y el empleo.
Mientras, el plan de Gobierno de Noboa apunta que «la protección de la dolarización es crucial, dado que una economía estable y predecible es un requisito fundamental para atraer inversión, tanto interna como externa, y generar empleo».
«Para proteger y reforzar la dolarización, es fundamental mantener la disciplina fiscal y la responsabilidad en la gestión de las finanzas públicas«, apuntó en el documento.
En lo que difieren los candidatos es en los métodos, pues González propone usar una pequeña parte de las reservas internacionales de forma urgente en seguridad y salud, mientras que Noboa aboga por incrementarlas y usarlas solo en caso de emergencia, aunque en campaña también planteó momentáneamente recurrir a parte de ellas.
Asimismo, el empresario es partidario de eliminar el impuesto de salida de divisas (ISD) y González prefiere mantenerlo para disuadir eventuales fugas de capitales.
El papel del Banco Central
Para Acosta-Burneo, «no hay riesgo de liberar los flujos de capitales (al exterior)» mientras no se emitan lo que denomina «ecuadólares», una emisión de dinero del Banco Central a través de la expansión de sus balances financieros mediante la suscripción de bonos del Ministerio de Economía y Finanzas.
«El Banco Central crea un pasivo que no son dólares verdaderos, son estos ‘ecuadólares’. A través de un registro contable se genera del aire (sin respaldo) una moneda que comienza a circular en la economía y no se puede distinguir cuál es un dólar de verdad y cuál un ‘ecuadólar», comentó Acosta-Burneo.
«Donde se distingue es cuando hay que importar y pagar al exterior, porque ahí solo se pueden enviar dólares verdaderos, y si estos comienzan a escasear, el Banco Central comienza a perder liquidez y se produce una crisis de balanza de pagos que, eventualmente, si las cosas llegan a un extremo, termina colapsando el sistema financiero y la misma dolarización», añadió.
Por ello, el economista es partidario de eliminar el Banco Central para erradicar la posibilidad de ese escenario, y es que para Burneo-Acosta la dolarización supone evitar que políticos financien el déficit con la impresión agresiva de moneda, lo que es «pasarle la cuenta a los ciudadanos vía el impuesto de la inflación».
En cambio, el presidente del Banco Central, Guillermo Avellán, respondió en un artículo que esta institución debe continuar porque tiene a su cargo más responsabilidades, como gestionar la provisión y circulación de dinero, administrar el sistema central de pagos y las reservas internacionales, entre otros menesteres.
EFE