Las abrasadoras temperaturas han afectado tanto a las viñas del sur de Francia que la producción caerá, pero el calor podría producir una cosecha de calidad «excepcional», declaró el viticultor Jerome Volle mientras trabajaba temprano el miércoles para aprovechar el fresco.
Una ola de calor ha azotado gran parte de Francia en los últimos días, con temperaturas máximas de 42 grados centígrados en el valle del Ródano esta semana.
«Este año estamos en una concentración tardía que elevará la calidad de la uva y, por tanto, el costo del vino, ya que la suavidad y los aromas que aflorarán harán un vino bastante excepcional para el 2023«, dijo Volle en su viñedo de Valvigneres, en la región de Ardeche.
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Se espera un descenso de la producción de entre el 10% y el 20% en la región, pero con una mayor calidad, dijo Volle, quien representa a los viticultores de Ardeche.
«La ola de calor no es mala si no dura mucho, sin embargo, quema un poco las uvas por lo que perdemos un poco de producción«, dijo Volle, de 49 años, que empezó a trabajar a las 3 de la madrugada.
Las autoridades aconsejaron a los productores que empezaran y terminaran su trabajo por la mañana para evitar una exposición extrema al calor.
La vendimia nocturna también permite mantener las uvas más frescas, lo que significa utilizar menos energía y evitar dañar la cosecha y los aromas, agregó Volle.
Jerome Despey, productor de vino de Languedoc, en el sur de Francia, y vicepresidente primero del mayor sindicato agrícola francés, FNSEA, declaró a Reuters que los daños causados por el calor provocarán una menor producción de vino este año en el sur del país en general.
Reuters