El decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UCAB, Ronald Balza, sostiene que en el periodo inflacionario que vivió Venezuela entre 2017 a 2020, se produjo una redistribución de la riqueza.
Durante una entrevista que concedió a Unión Radio el 8 de marzo, Balza apuntó que en el momento en que estaba cayendo la producción en el país, también caía la capacidad de consumo de muchas personas.
“Quienes tenían suficientes bolívares fueron los que pudieron pagar esos precios tan altos y quienes pudieron adquirir lo que otros estaban vendiendo porque se iban a ir de Venezuela y generaron la idea de que el bolívar era el que se estaba pulverizando, cuando lo que se estaba haciendo en ese momento era una redistribución de la riqueza”.
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En el año 2020 la velocidad a la que se estaba financiando a Pdvsa con emisión monetaria cayó, además continuó el proceso de encaje bancario que limita las posibilidades de la banca para realizar emisión secundaria de dinero, esta última permitió que quienes recibían bolívares pudieran gastar y comprar cosas, según Balza.
Al terminar la hiperinflación la “gran paradoja” ha sido la estabilidad cambiaria, en el sentido de que el bolívar no solamente tiene valor, sino que no lo pierde tan rápido como antes frente al dólar estadounidense.
El bolívar como instrumento, según Balza
Sobre si cree que en algún momento el bolívar recuperará la confianza que tenía en años anteriores, opinó que la moneda nacional es un instrumento “como un alicate o destornillador que se pueden utilizar para el crimen, pero no son los culpables”.
Es decir, el bolívar no es algo al que se debe tener confianza o desconfianza, sino al que emite la moneda, en otras palabras, el Banco Central de Venezuela.