Venezuela y su Deuda, Disolución de Colombia (II/IV)

Gilberto A. MorilloGilberto A. Morillo. – En 1830 Venezuela y Quito se separan de Colombia y el tema de la deuda queda desatendido, aunque los acreedores continúan reclamando los pagos de capital e intereses. Las nacientes repúblicas están muy ocupadas con lograr su estabilidad como para atender el tema. Finalmente, por contactos entre Venezuela y la Nueva Granada se acuerda hacer una reunión en Bogotá para tratar de buscar soluciones a estos compromisos. El Estado de Ecuador, nueva denominación de esa nación acordó asistir a esta junta prevista para 1832 o 1833.

Los delegados de la Nueva Granada, Lino de Pombo y el de Venezuela Santos Michelena finalmente se reúnen en Bogotá y para fines de 1834 acordaron una distribución de las obligaciones de la antigua Colombia entre los tres nuevos países. El delegado ecuatoriano nunca llegó ya que el presidente de ese país, el general venezolano Juan José Flores, no envió a su representante. La distribución se hizo tomando como base la población estimada de cada país. Esto arrojó como resultado un 50 % de las obligaciones asumidas por la Nueva Granada. El 28,5 % fue asumido por Venezuela. El restante 21,5 % sería asumido por Ecuador. Quedaba pendiente su aceptación de estas obligaciones.

El total de las deudas se calculó en 9.806.406 libras esterlinas. A capital corresponden 6.625.950 y a intereses 3.180.456. Por acreedor se distribuía así: el préstamo de Hering, Graham y Powles otorgado, como se recordará, en 1822. Otra acreencia era el préstamo de B.A. Goldschmidt (4.265.950 libras) y por último un préstamo de emergencia otorgado por el gobierno mexicano en 1826 por 63.000 libras.

La aceptación de estas obligaciones y su distribución debía ser aceptada por los gobiernos de los tres países. En abril de 1837 el congreso ecuatoriano aceptó la distribución. También en 1837 la Nueva Granada aceptó su parte de deuda. En los siguientes años la deuda se mantendría sin pago por la inestabilidad política y económica en ambos países.

En Venezuela también hubo cesación de pagos por varios años y en 1839, durante su segundo gobierno, el General Páez reconoce la deuda heredada de Colombia y también se genera nueva deuda. Los pagos de los préstamos se iniciarían el primero de octubre de 1840. Otros tramos se pagarían a partir de 1852 para no sobrecargar las débiles finanzas de la naciente república. Las tasas de interés variaban entre 2 y 6 %. Esta última cifra onerosa, pero reflejaba el riesgo de prestar a países sin una administración sólida. El agente que estructuró el financiamiento fue Reid, Irving y Co. de Londres.

Los vaivenes de los precios de los productos agrícolas como el café, el cacao, el añil, y el tabaco hacían difícil para los países poco industrializados el mantener finanzas estables. Adicionalmente en Venezuela estalla la guerra civil (Federal) a fines de los 50’s lo cual traerá gran destrucción a la economía.

Con el triunfo del bando federal se conforma un gobierno alrededor del General Juan Crisóstomo Falcón líder de ese bando. Una de las personas más cercanas a Falcón era Antonio Guzmán Blanco, una persona con educación universitaria y también con experiencia en el campo de batalla. Falcón le asigna la tarea de resolver el asunto de la deuda.

Guzmán es nombrado vicepresidente, ministro de relaciones exteriores y de hacienda. Con esa autoridad se le encomendó resolver el asunto de la deuda externa que siempre estaba retrasada en sus pagos. En septiembre de 1863 Guzmán se trasladó a Londres a renegociar la deuda y obtener fondos frescos con los cuales se reconstruiría la infraestructura del país.

Guzmán contrató 1.500.000 libras esterlinas (4.500.000 de pesos). Una gran parte se usó para pagar deuda existente. La tasa de interés fue de 6 %. Como garantía de pago Guzmán hipotecó más de la mitad de los ingresos aduaneros de los puertos de La Guaira, Puerto Cabello, Maracaibo y Ciudad Bolívar. Guzmán cobró una cuantiosa comisión de 585 mil pesos a través de una empresa de su propiedad que actuó como agente. Esto generó muchas críticas. El dinero que quedó para la reconstrucción fue escaso y la deuda siguió siendo una carga para el país.

Guzmán asume el poder prácticamente absoluto en 1870 y varias veces, recurrió a préstamos forzados de entes privados en Venezuela. En 1871 obligó a la Compañía de Crédito de Caracas a prestarle 50.000 pesos. La financiera se resistió inicialmente, pero Guzmán amenazó con la fuerza y cedieron a otorgar el préstamo. Posteriormente Guzmán obliga a 8 Casas Comerciales de Puerto Cabello a prestar al gobierno 1000 pesos diarios por un tiempo estipulado. El pago de la deuda provendría de los ingresos aduaneros no hipotecados.

Durante las siguientes décadas los gobiernos tanto del guzmanato como de los otros caudillos liberales se otorgaron concesiones de ferrocarriles y mineras y los inversionistas se cobrarían con los ingresos de las concesiones. Los conflictos armados podían afectar las operaciones y generar reclamos al Estado. Adicionalmente la deuda financiera no era cancelada apropiadamente y ello derivó en reclamos constantes por parte de los acreedores.

En otros países como México, estos reclamos de acreedores internacionales tuvieron serias consecuencias. En 1861 el presidente Benito Juárez declaró una moratoria de la deuda y la Gran Bretaña, España y Francia enviaron buques de guerra a cobrar acreencias o lograr acuerdos satisfactorios.

A fines del siglo XIX se da otra «revolución» en Venezuela. Esta vez un grupo de andinos es el que marcha sobre Caracas y el gobierno le cede el poder. Están liderados por el pintoresco “General” Cipriano Castro. Pero con la llegada de Castro y sus aguerridos andinos a Caracas no trajo la paz. Seguían enfrentamientos que requerían recursos y las arcas públicas estaban exhaustas. Los acreedores estaban impacientes y se tornaban agresivos. Parecía que podía repetirse el caso mexicano. El siglo XX se inicia con turbulencia para el devastado país.

Próxima entrega: La Planta Insolente

 

@gamorillo

 



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