El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pronunció este jueves un discurso económico en el que alertó a los estadounidenses sobre el impacto negativo que podría tener en sus bolsillos un cierre de Gobierno, algo que podría producirse a finales de mes si no hay acuerdo con los republicanos del Congreso.
El discurso del mandatario tuvo como escenario un centro universitario en el estado de Maryland, un bastión demócrata cerca de la capital de EE.UU., y que había sido adornado para la ocasión con múltiples banderas estadounidenses.
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Biden arremetió contra lo que llamó “MAGAnomics”, un término que usó el expresidente Donald Trump (2017-2021) para describir su estrategia económica de «Make America Great Again» (Hacer EE.UU. grande de nuevo) y que incluía reducción de impuestos para los ricos, eliminación de regulaciones y recortes en los programas de ayuda social.
«Su plan, MAGAnomics, es más extremo que cualquier otra cosa que hay podido ver antes Estados Unidos», atacó Biden.
Contra Trump y los republicanos
En varias ocasiones, criticó la política económica de Trump, con el que podría volver a enfrentarse en las presidenciales de 2024, y llegó a burlarse de él diciendo que aunque se presenta como el mayor magnate inmobiliario de todos los tiempos, durante su tiempo en la Casa Blanca «no construyó absolutamente nada».
Sus críticas se extendieron también al ala más radical del Partido Republicano, a la cual acusa de intentar reducir aún más los impuestos para los ricos y debilitar los programas de salud como Medicare, destinado a personas mayores de 65 años, y Medicaid, dirigido a aquellos con bajos recursos.
En contraste con esos planes, Biden habló de su visión para mejorar la vida de la clase trabajadora con apoyo a los sindicatos e impuestos a los ricos, una idea bautizada como «Bidenomics» y con la que la Casa Blanca ha querido dar al mandatario un mensaje fresco de cara a las elecciones de 2024.
«Todos merecen la oportunidad de construir las vidas que merecen, y por primera vez en mucho tiempo nuestra economía está beneficiando a la clase trabajadora», presumió Biden.
Su discurso se produjo en un momento en el que la Cámara de Representantes, bajo el control de los republicanos, y el Senado, en manos de los demócratas, están intentando llegar a un acuerdo para financiar a la Administración pública más allá del 30 de septiembre, cuando expiran los fondos disponibles.
Las negociaciones en punto muerto
La situación se encuentra en un punto muerto. El líder republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, está tratando de calmar a la facción más radical de su partido, bajo el paraguas del «Freedom Caucus» (El caucus de la libertad), en un intento por aprobar una resolución para financiar el Gobierno a corto plazo.
En junio, McCarthy y Biden llegaron a un acuerdo para suspender el límite de endeudamiento de Estados Unidos, pero a cambio los demócratas tuvieron que aceptar límites al gasto gubernamental, en línea con la agenda de disciplina fiscal defendida por los republicanos.
Sin embargo, pese a ese pacto, el «Freedom Caucus» ha avanzado legislación que contempla recortes más profundos de los acordados por el liderazgo de su partido con Biden.
Concretamente, el «Freedom Caucus» busca reducir el gasto público para el año fiscal 2024 (del 1 de octubre de 2023 al 30 de septiembre de 2025) en 1,47 billones de dólares, aproximadamente 120.000 millones de dólares más en recortes de lo acordado.
Tanto Biden como los líderes del Senado, incluido el del partido republicano, Mitch McConnell, han rechazado esta petición. Por lo tanto, no tiene posibilidades de prosperar, aunque podría poner en peligro la economía estadounidense.
Cuando el Gobierno se queda sin fondos, la mayoría de las agencias gubernamentales, museos y parques nacionales cierran sus puertas, y cientos de miles de empleados federales se quedan temporalmente sin trabajo y sin salario.
Si el cierre del Ejecutivo se prolonga, las consecuencias pueden extenderse a diferentes sectores de la economía estadounidense e incluso afectar a la economía mundial.
EFE