Los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense a largo plazo repuntaron ligeramente este miércoles, en un entorno dominado por señales geopolíticas y expectativas divergentes sobre el rumbo de la política monetaria de la Reserva Federal.
El retorno de la nota a 10 años sumó 3,7 puntos básicos, alcanzando 4,3%, mientras que los papeles a 30 años subieron 4 puntos básicos, ubicándose en 4,8%. En contraste, el rendimiento a dos años —más sensible a las expectativas de tasas de interés— se mantuvo estable en 3,8%.
El repunte ocurre en paralelo al avance de los precios del petróleo, que se recuperaban tras una seguidilla de caídas, impulsados por la percepción de cierta estabilidad en la tregua entre Irán e Israel. Este alivio geopolítico parece haber incrementado el apetito por riesgo entre los inversores, favoreciendo activos menos seguros y ejerciendo presión alcista sobre los rendimientos de deuda de largo plazo.
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En el frente monetario, el foco estuvo en el testimonio del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ante el Congreso. Si bien mantuvo una postura prudente, funcionarios del banco central —incluida Michelle Bowman, nombrada por el presidente Donald Trump— han insinuado que los recortes de tasas podrían iniciar tan pronto como julio.
“Los mercados están tratando de evaluar la probabilidad de recortes de tasas a más corto plazo”, indicó Gennadiy Goldberg, jefe de estrategia de tasas de TD Securities.
Las apuestas del mercado se alinean en su mayoría hacia septiembre: según la herramienta FedWatch de CME, hay un 85% de probabilidad de una reducción de 25 o 50 puntos básicos para ese mes, frente a solo un 20% en julio.
A todo esto se suma una nueva dosis de incertidumbre institucional: el presidente Trump adelantó que ya considera entre tres y cuatro candidatos para suceder a Powell cuando concluya su mandato en 2026, alimentando especulaciones sobre un giro más político en la conducción de la Fed. Mientras tanto, Powell reiteró que el impacto de los aranceles sobre la inflación sigue siendo una variable abierta, sujeta a revisión.
Los movimientos del Tesoro reflejan un mercado que opera en modo de expectativa, midiendo cada palabra de la Fed y cada gesto diplomático. En este escenario de cautela estratégica, los bonos siguen siendo termómetro y síntoma de una economía en compás de espera.
Con información de Reuters