El regreso de Keynes
Raúl Torrico.- Las tesis de la Escuela de Chicago han dominado la economía mundial en los últimos 30 años, sin embargo ahora reaparece John Maynard Keynes para explicarnos con su teoría general porqué la economía se ha derrumbado y nos indica las políticas a seguir para evitar caídas como la que se materializó en septiembre 2008; es en ese sentido justamente que fue Keynes quien pensaba que la economía debía ser en buena medida intuitiva o sea mostrada en un lenguaje que todos entiendan, razón por la que se oponía al uso excesivo de las matemáticas en esa disciplina que la separa del entendimiento ordinario del hombre
En Estados Unidos y Gran Bretaña se considera a Keynes una especie de socialista lo que es erróneo dado que no apoyaba las nacionalizaciones, ni tampoco era alguien dado a regular la economía; por el contrario, más bien pensaba que aún con sus defectos el capitalismo era el mejor sistema económico que se podía ofrecer.
Keynes sostenía que los gobiernos debían tener habitualmente superávits en sus presupuestos y tampoco era un fanático de los impuestos pues al final de su vida dudaba que tomar más del 25% del ingreso nacional fuera algo bueno para la economía en su conjunto.
Respecto a la inflación, creía en los precios estables y en eso se acerca a Milton Friedman, pero del mismo modo pensaba que era tonto ocuparse de la inflación si los precios estaban en caída libre.
En su obra fundamental “Teoría General del Empleo, Interés y Dinero” (1936), Keynes señala que “las depresiones económicas son siempre posibles por ello los gobiernos deben ocuparse que ello no suceda” el hecho de que no es algo que suceda una vez cada siglo, está en el centro de su teoría económica.
El actual desequilibrio mundial esta explicado por dos grandes teorías. La primera es la monetarista que atribuye el colapso a que el dinero y el crédito llegaron en una forma abundante -impulsado por el Sistema de la Reserva Federal (FED)- y eso llevó al hundimiento pues el resultado fue una inflación en el precio de los activos sostenido con deuda que conllevaron a un boom del consumo.
El colapso del boom de los bienes raíces golpeó a los bancos que se habían excedido en ese mercado y por la vía de la titularización repartieron ese efecto en todo el sistema financiero. Titularización es el proceso de empaquetar hipotecas individuales en pedazos de diferentes tamaños de riesgo que son posteriormente vendidas por el banco originador.
La segunda teoría es la Keynesiana que atribuye la crisis a la inestabilidad de la inversión. Las políticas de dinero barato de A. Greenspan y los déficits de Bush fueron insuficientes para reanimar la demanda de la inversión del sector privado mientras que lo que sí consiguieron fue crear activos muy apalancados y el boom del consumo, como indicamos anteriormente.
Para apuntar a la recuperación tenemos, entonces, dos políticas diferentes. De acuerdo a la teoría monetarista es necesario y suficiente que el Banco Central expanda la oferta de dinero. Por el otro lado, la teoría del gasto dice que se requiere la acción del gobierno para aumentar el gasto público orientado a la inversión.
En este momento, la tesis monetarista lleva la delantera pero el profesor Skidelsky -autor de “El regreso del Maestro”- piensa que justamente la crisis le da validez a la tesis keynesiana del gasto público.
La presente crisis se encuentra resumida por A. Greenspan cuando dijo que la causa era la “subvaloración del riesgo mundial”. La burbuja inmobiliaria se constata en EE.UU cuando se observa que entre 1997 y 2006 los precios de los inmuebles crecieron 124% y en el Reino Unido 97%, registrándose burbujas similares en España, Francia y Australia pero como ya dijimos, fue la titularización de esas deudas la que contagió el sistema financiero en el mundo.
La mencionada titularización se llevó adelante después del año 2000 sosteniéndose en tres decisiones desreguladoras: la anulación de la Ley Glass-Steagall de 1933 que prohibía a los bancos comerciales comprometerse con actividades de inversión; la decisión de la administración Clinton de no regular los CDS(Swaps) que sirven de seguro a los inversionistas cuando algo va mal; y por último, la decisión de la Comisión de Valores americana de elevar -para los bancos- el indicador de obligaciones a capital de 10 a 1 pasando a 30 a 1.
A esto siguió el colapso de los commmodities y subsiguientemente el hundimiento del mercado de valores evidenciándose en el otoño de 2008 cuando el Dow Jones se precipitó un tercio desde los 10.000 hasta los 8.000 puntos.
Surge entonces la pregunta que todos se hacen: ¿Cuánto durará esta recesión? La gran depresión de 1929 tuvo 12 cuatrimestres sucesivos de contracción. La presente ha terminado en 5 cuatrimestres por dos sólidas razones: una fuerte voluntad para la cooperación internacional y que ahora tenemos a Keynes, como subraya el citado prof. Skidelsky.
Keynes anotó que para salir de la crisis lo esencial era convertir el “prestar“ en “gastar“ en vista de que la gente no pedía prestado aún con dinero barato, por tanto, “para evitar una interminable depresión se hacía necesario la intervención del Estado para promocionar y subsidiar nuevas inversiones”. (estímulo)
El neo keynesianismo sostiene que la caída de los mercados financieros ha subrayado la importancia de la información imperfecta, es decir, que la gente es racional pero tiene problemas con la información aunque A. Greenspan diga que desastres como el actual solo suceden una vez en un siglo y que la mayor parte del tiempo los mercados funcionan de manera perfectamente racional.
Por el lado de los economistas neoclásicos (monetaristas) piensan que los estímulos deben ser hechos por el Banco Central imprimiendo dinero y que lo sucedido se debió a un shock imprevisible que causó una caída en la oferta de dinero; los que siguen esta tesis están en contra del estímulo fiscal que impulsaba Keynes.
Vale aquí recordar que la crisis del año 29 fue causada porque la cantidad del gasto privado no fue compensado por un incremento del gasto público. Los monetaristas sostienen que la condición necesaria y suficiente para la recuperación es reponer el suministro de dinero a los niveles que tenía antes del colapso en tanto que los keynesianos destacan que esa condición es necesaria pero no es suficiente y se requiere de la asistencia fiscal para levantar el nivel del gasto.
Citamos ahora otro aspecto que ocupa el centro de la vida económica de Keynes: la incertidumbre, aquí vale precisar que no todo es incertidumbre sino sólo aquello cuando queremos ver el futuro. También nuestro protagonista hace una distinción crucial entre el riesgo (medible) y la incertidumbre (no medible).
De la misma manera, Keynes expresa su escepticismo cuando la política monetaria se basa en la creación de dinero. Los bancos crean el crédito y la oferta de crédito está largamente influenciada o determinada por la demanda de crédito que se expande o contrae con la confianza del empresario en el futuro. Tampoco creía que la política monetaria era el instrumento para alcanzar el pleno empleo por lo que proponía como solución mantener bajas las tasas de interés permanentemente, esto claramente se contrapone a lo que se hace actualmente en que se emplea la tasa de interés para manejar los ciclos de negocios.
Ciertamente, Keynes no predijo pero sabía que un colapso financiero era posible si los gobiernos se descuidaban en hacer seguimiento a esas posibilidades….y eso puede suceder más de una vez cada siglo.
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Economista de dilatada trayectoria en la banca venezolana; especializado en el «Crédit Agricole » de Francia. Secretario General Adjunto de la Alianza Francesa de Vzla en los 90. Articulista de medios impresos como Orbita-Bip con «La última batalla del Bank of America» y Plaza Unión con «Codicia y Castigo en Wall Street».