¿Es el FMI la solución?
Daniel Lahoud.- Este texto es para aquellos que sienten nostalgia por lo que no se hizo en el gobierno de 1989, todos culpan a los golpes de 1992 y al gobierno de Caldera porque supuestamente, no se consumó el famoso Paquete del FMI. Yo creo lo contrario, nos salvamos, porque quienes iniciaron ese proceso, no creían en él y lo abandonaron a las primeras señales de recuperación del mercado petrolero. Por eso sus resultados no se materializaron nunca, y tampoco hubiesen llegado a nada. Veamos qué ocurrió en la región.
En 1983, cuando Venezuela comenzó sus devaluaciones y otras técnicas de estirar la arruga que comenzó con el gobierno de Carlos Andrés Pérez I, México firmó con el FMI el primer acuerdo contingente, y además renegoció su deuda con el Plan Brady, como muchos otros países en vías de desarrollo. Argentina también firmó acuerdos con el FMI, en 1983, en 1991 y ahora en 2017, que ha hecho, fracasar. ¿les sorprende? A nosotros no. Veamos el único caso exitoso de la región.
Mientras CAP ganaba las elecciones de 1973, en Chile se gestaba el golpe por el cual terminó el gobierno de Allende y comenzó una ruta de regreso a las políticas socialistas de los gobiernos no comunistas (Socialdemócratas y Socialcristianos) pero bajo un régimen “no democrático”, es decir, Pinochet comenzó con un regreso a las políticas que trajeron el desastre a Chile, y como era lógico eso concluyó en una nueva hiperinflación y una terrible crisis financiera. Sólo después de eso, en 1985 Chile, ejecutó lo que llaman la política de los “Chicago Boys”, que no tiene nada que ver con el FMI. ¿Qué hizo? Privatizó, por lo que redujo radicalmente el tamaño del gobierno (todos llaman a eso Estado), pero redujo los gastos fiscales e hizo lo propio con los gastos, es decir, batió el mito de que “el gasto es estructuralmente rígido”, hay que aclarar, el gasto se puede disminuir, porque no es productivo, nunca lo es (ni siquiera cuando es de inversión), y se necesita una dosis importante de pragmatismo en materia fiscal. Siempre es preferible bajar el gasto, porque contrario a lo que piensan muchos, gasto es gasto, es decir, pérdida y no procura ninguna riqueza. Ningún negocio se recupera gastando dinero, los negocios son rentables siendo eficientes, y ser productivo no coincide con gastar más dinero.
Chile descubrió que el gasto fiscal no contribuía a recuperar ninguna economía y por supuesto, tampoco la de ellos. Además, encontró que los gobiernos deben apoyar al sector privado ofreciendo un ambiente propicio a los negocios y de fortalecimiento institucional. No uno de proteccionismo y de generación de monopolios ineficientes.
Algunas cifras relevantes
Chile tiene moneda propia, se llama peso chileno, por lo que dolarizar puede ser una solución. También puede serlo establecer un régimen de caja de conversión, pero Chile no hizo ni lo uno, ni lo otro, sólo se enserió, y dejó de financiarse con emisiones sin respaldo. Al tener muy bajas tasas de crecimiento inflacionario (y nos referimos a emitir de manera seria y responsable, no más allá de las divisas que entran), se crece de verdad. Los gobiernos que hacen una política monetaria más activa, se ven obligados a devaluar la moneda para otorgarle competitividad a sus productores, lo cual es un error fundamental, en política económica. Chile evitó ese tipo de políticas, y ese es el ambiente ideal, porque el gobierno no tiene que destruir el poder de compra de sus nacionales para otorgarle ventajas a sus productores, y como tampoco ofrece proteccionismo arancelario ni para-arancelario, su sector privado exporta aquellos renglones en los que son verdaderamente competitivos sin perjudicar a la gran masa de los chilenos, e importan todo aquello en lo que no son competitivos. Por ejemplo, Chile no tiene ensambladoras de vehículos y un Chileno puede comprar, dependiendo de su poder de compra, un Ford, un Chevrolet, y hasta un Mercedes, BMW, o un Bentley, sin pagar una exagerada cuota de impuestos. Es decir, no existe proteccionismo para nadie.
Ese es el ambiente ideal, llevado a la realidad. Un ambiente de crecimiento sano, con moneda sana. Con impuestos bajos, con política fiscal equilibrada y sin que el gobierno devalúe innecesariamente la moneda, y tampoco emite dinero de manera arbitraria. Entonces, no hace falta el FMI, sólo hay que seguir el ejemplo de Chile. ¿Parece complicado? Creo que no.
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Doctor en Historia, Magister en Ciencias Económicas, Magister en Historia de Venezuela, Especialista en Economía Empresarial, Economista. Profesor de pregrado y postgrado en la UCV, Profesor Titular de pregrado y postgrado en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales la UCAB Director del Programa de Postgrado en Instituciones Financieras y Coordinador del Programa de Estudios Avanzados en Gerencia Financiera, UCAB. Asesor Financiero y Empresarial. Ha trabajado en InvestAnalisis, S.A., Citibank Mercado de Capitales (Citimerca), Bolsa de Valores de Caracas y Banco Central de Venezuela. Editor del Blog http://temasdefinanzas.blogspot.com