Reuters: fallas eléctricas golpean el oeste de Venezuela durante la ola de calor

Fallas eléctricas
Foto: referencial

Los diarios cortes de energía han regresado al centro-oeste de Venezuela, apagando los aires acondicionados durante una ola de calor y afectando a fábricas, hogares y servicios públicos, debido a que las plantas térmicas mal mantenidas no logran compensar la débil generación hidroeléctrica, dijeron residentes, ingenieros y analistas.

«Es inhumano que en una ciudad con tanto calor nos quiten la luz en las horas más calurosas», dijo Mariana Barboza, un ama de casa de 42 años, en Maracaibo, donde las temperaturas suelen superar los 40 grados Celsius en esta época del año. «Pasamos mala noche, los niños lloran del calor y por la cantidad de zancudos (…) nos están matando lentamente».

También puede leer:

Asdrúbal Oliveros: gremios deben denunciar prácticas que no contribuyan al buen desenvolvimiento de la economía

Se habían regulado los largos cortes de energía en los últimos años debido a la menor demanda, pero el deterioro en las líneas de transmisión y distribución de energía siguieron por la desinversión del gobierno del presidente Nicolás Maduro, según los analistas, reseña una nota de Reuters

Los apagones se han vuelto más frecuentes afectando incluso a la capital, Caracas, que tradicionalmente ha estado protegida de las interrupciones.

Algunos residentes dijeron que los cortes duran al menos cuatro horas por día. La temperatura promedio del país miembro de la OPEP ha aumentado 4 grados Celsuis este año, según mostraron las cifras divulgadas por Maduro el mes pasado.

El clima más cálido ha reducido el volumen de agua en las represas hidroeléctricas al tiempo que sube la demanda de aire acondicionado. Los cortes de energía afectan el suministro de agua y las telecomunicaciones. Esa electricidad inestable impacta en las fábricas y operaciones petroleras.

En el occidental estado de Zulia, donde se encuentra Maracaibo, se les ha dicho a algunos hospitales públicos que comiencen a operar sus propias plantas de energía porque el gobierno regional no puede garantizar un suministro eléctrico estable, dijo una fuente con conocimiento de los planes.

Sin agua, sin energía

El principal suministro de energía de Venezuela, desde la enorme represa Guri, en el sur del país, a menudo funciona por debajo de su capacidad cuando los niveles de agua están en su punto más bajo antes del comienzo de la temporada de lluvias en mayo-junio.

En 2019, la red eléctrica de Venezuela colapsó, dejando a casi todo el país a oscuras durante cuatro días.

El gobierno ha realizado algunas inversiones en líneas de transmisión desde entonces, para evitar una crisis similar, pero incluso algunas de las plantas a combustible instaladas más recientemente están fuera de servicio debido a la falta de diésel, falta de mantenimiento y repuestos, dijeron expertos.

Eso deja a la red en riesgo de cortes cuando la demanda supere los 12.000 megavatios (MW) que generalmente produce la represa Guri. En mayo, la demanda pico diaria alcanzó casi los 13.000 MW, según estimaciones independientes, cerca de dos tercios de los 19.000 MW demandados hace una década.

«El Guri, por muy robusto que sea, también se cansa», dijo el ingeniero Isnaldo Jiménez, representante de la Asociación de Electricistas, Mecánicos y profesiones afines del estado Carabobo, en el centro del país, refiriéndose a la demanda excesiva de energía hidroeléctrica cuando las plantas térmicas no pueden responder a la necesidad adicional.

La petrolera estatal PDVSA, sancionada por Estados Unidos, está luchando por satisfacer la demanda interna de combustible para todo, desde energía hasta estaciones de gasolina, pero incluso con más suministro de combustible, las plantas térmicas no operarían a su máxima capacidad porque el sistema necesita unos 15.000 millones de dólares en inversión para reponerse, dijo Juan Carlos Rodríguez, de la consultora JCR Ingenieros.

La falta de confiabilidad de la red no impidió que el gobierno aumentara drásticamente las facturas de electricidad de los consumidores, que esperaban que la lluvia apuntalara el suministro hidroeléctrico.

«No tenemos un respiro», dijo el vendedor de verduras en Maracaibo, Augusto González, de 62 años. «Llego al negocio a medio vender la verdura y resulta que se fue la luz en la madrugada y parte de la mañana entonces uno pierde mercancía, si llego a la casa tampoco hay luz. ¿Cómo vive uno así?», agregó.

Fuente: Reuters